Saturday 9 October 2010

Cantando bajo la lluvia

Os escribo arrebujado en mi edredón del santuario sintoísta donde nos alojamos. Desde que hemos llegado a Takayama con ganas de vivir sus fiestas y procesiones, no ha parado de caer el diluvio universal.

Pero no adelantemos acontecimientos. Ayer al volver de Hakone, donde cojimos un barquito por el lago y vimos el tímido e impresionante monte Fuji, teníamos por delante la "sacrificada" tarea de pasar toda la noche de empalmada hasta coger el tren de las 6:26 am. Eso implicó subirnos a la torre de Tokio, burda copia de la torre Eiffel y sin embargo símbolo de la ciudad (qué país!) y ver una ciudad inmensa y llena de rascacielos pero sin ningún centro, ningún lugar de encuentro reconocible entre tanto gigante despistado de cristal...

De ahí largo paseo entre cochazos de lujo hasta cenar en la zona de marcha preferida de guiris y expatriados, el Roppongi. De ahí fuimos a un bar donde la Lonely dice que tienes que pedirte una cerveza y observar cómo se liga con japonesas. Nosotros sólo vimos cómo un guiri se liaba con su novia y con la de su amigo japonés, ambas occidentales, y la técnica no la acabamos de pillar. Tras otro bar fuimos al lugar sagrado para los japoneses (al menos adolescentes y jubilados), su medio natural: el karaoke! No hay palabras para describirlo, así que mejor lo veis por vosotros mismos ;-)


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Después de eso huimos a la estación de tren y partimos rumbo a la fiesta religiosa de Takayama. Al fin íbamos a poder dormir un poco en el trayecto. Pero de pronto la voz de Cristina nos despierta y nos vemos completamente rodeados de japoneses que nos miran con cara de pocos amigos. Entre el sueño y el pánico entendemos a duras penas que nos habíamos equivocado y habíamos cogido las entradas para esos asientos, sí, pero del día anterior!!

En fin que tras esta palicilla y sus peripecias llegamos a Takayama y... se pone a llover! Ni el sueño ni la lluvia nos detienen, así que dejamos las mochilas en el santuario sintoista en que nos albergamos y partimos entre el diluvio hacia el templo:

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Ahora ya estamos sequitos tras una buena ducha, en mi caso al estilo japonés. Es decir, desnudo junto a unos cuantos japoneses, sentado en un taburete y con un cubo. Y además con una bañera central también comunal, para darse un buen baño de agua caliente como el de hoy.

Antes de despedirme, sólo pediros que recéis a la diosa máxima del sintoísmo: la diosa del sol, Amaterasu para que vuelva con nosotros. Dulces sueños!

5 comments:

ailatan said...

Efectivamente, el diluvio era universal. Por aquí tb lo vimos.

Ni idea de lo de los vascos.

A Diego se le veía feliz en el karaoke.

Lunatrix said...

Jajajaja ... qué bueno lo del karaoke, friki pero bien friki eh? Tokyo is different!

Kiko y Cris said...

Oye a ver si váis a estar cerca de por aquí, porque en las Lofoten también está lloviendo. Ahora que japoneses, karaokes, paraguas de colores,... en fin que masas de gente no se ve mucha.

Diego said...

Se me veia porque lo estaba! Fue solo media horita de desganitarnos, eso si...

Gonzalo said...

Yo creo que Diego planeó llenar el hueco nocturno con el karaoke desde el primer momento. ¿No tenían nada de Sabina allí, César?