Sunday 11 September 2022

Siguiendo las huellas de Bucéfalo

Tras mucho caminar por los Balcanes agachándonos en cada cruce de caminos para comprobar, acariciando la tierra con la palma de la mano, si había sido hollada por las poderosas patas de Bucéfalo, por fin...

No. No nos referimos a esta pequeña estatua suya en Tesalónica (en comparación a las de Macedonia del Norte), ni a las casi inexistentes menciones a Alejandro Magno en el museo de arqueología de Tesalónica. Aunquepor otra parte el museo está genial para imaginar la vida cotidiana en esa época a través de objetos como los estrigilos de metal que usaban los jóvenes para retirarse la arena y el sudor mientras se ejercitaban en la palestra o la conmovedora estela funeraria en que podemos sentir la tristeza de un padre que acaba de perder a su joven hijo.

Sino al mismísimo lugar de nacimiento del gran Alejandro. Las ruinas de la capital del imperio Macedonio que Demóstenes trataba de denostar en sus discursos. Las ruinas de una ciudad con un ágora descomunal. Las ruinas de la gran ciudad de Pella.

Nada mejor que detenernos un momento a la sombra de lo que antaño fue la elegante villa de una rica familia, para contemplar el delicado mosaico que plasma el momento del rapto de Elena por Teseo...


Ya que hemos llegado hasta aquí, hacemos nuestras ofrendas y presentamos nuestras plegarias a la diosa del amor (que falta me hace 😅) y a la "madre de los dioses".



Y del lugar de nacimiento del que luego sería hegemón de los griegos, faraón de Egipto y rey de los persas, nos vamos al lugar de su coronación: Vergina, la antigua Egas (en griego Αἰγαί pronunciado por enguía como "Eyé") que además fue capital de los macedonios antes que Pella. 

Lo más importante que queda en Vergina es el gran túmulo funerario donde se mantuvo enterrada intacta durante más de 16 siglos la tumba de Filipo II de Macedonia.

Descendemos bajo tierra por la magnífica reconstrucción del túmulo y, en el mismo lugar en que estuvo durante siglos, encontramos en una solemne semioscuridad las puertas de la cámara mortuoria del padre de Alejandro Magno.


Si seguimos tan solo unos pasos, a su lado, encontramos su espléndida corona de hojas doradas de roble, el cofre de oro que contenía sus huesos después de la incineración de la carne y... otra tumba.


De la oscuridad, salimos por fin a la luz.

Pero esta travesía no puede terminar sin un recuerdo para un compañero de viaje muy especial que ha estado muy presente para mi durante todo este tiempo...


Como habéis visto, me he emocionado tanto que no he dicho las palabras exactas del brindis que hacía mi padre.  

Así que, como haría Alejandro durante el funeral del suyo, vuelvo a invocar a Dioniso y repetir el brindis con las palabras exactas para entrechocar las copas en su honor con todos los que nos habéis seguido en este viaje por los Balcanes y nos acompañaréis en los siguientes. 

"Brindo porque brindo
y porque tengo que brindar,
por mi padre Cesitar,  
por todos nuestros familiares y amigos
Y por lo bien que lo vamos a pasar.

Arriba, abajo, a un lado, a otro, al centro y...
pa' dentro"

Saturday 10 September 2022

Tesalónica: la sirena del Egeo

 "¿Está vivo Alejandro?" -pregunta la hermosa y terrible sirena del Egeo al aterrado marinero que, inmediatamente, balbucea la única respuesta correcta- “Vive, reina y conquista el mundo”.

Algunos dicen que es Tesalónica, la hermanastra de Alejandro Magno que tuvo que casarse con Cassandro (así él se legitimaba en el trono que había ganado por la fuerza) y que se transformó en sirena tras ser asesinada por uno de sus hijos por celos del amor que le tenía a otro de los hijos que se llamaba, también, Alejandro. No sabemos si pregunta por su amado hijo o por los tiempos felices en que reinaba su hermanastro y ella contaba con la protección de su madrastra Olimpia. 

En todo caso no nos arriesgamos y al encontrarnos cara a cara con la bella ciudad de Tesalónica (y su emblemática Torre blanca) afirmamos rotundamente:  “Alejandro vive, reina y conquista el mundo” 😊


La primera maravilla que nos encontramos es que la via principal de la ciudad ¡sigue siendo la Via Egnatia que unía Roma -tras seguir la via Apia y cruzar el mar- con Bizancio! 

Paseando por ella, llegamos al arco del emperador romano Galerio que conmemora su victoria contra los persas y, girando a la izquierda podemos contemplar la Rotonda que fue primero templo para los dioses romanos, luego cristiano, más tarde musulmán (en la foto veis el minarete) y de nuevo iglesia que ha acogido refugiados de la primera guerra mundial, del incendio de 1917 que quemó un tercio de la ciudad, de los cristianos que vinieron de Turquía con el "intercambio voluntario" de 1922, etc


También podemos ver las ruinas del Palacio de Galerio literalmente entre edificios del pleno centro de la ciudad.


La enorme plaza con las ruinas del ágora también convive con los edificios del centro de la ciudad y, por la noche, se convierte de nuevo en un ágora donde charlar de lo humano y lo divino con tus conciudadanos (haciendo alguna que otra ofrenda a Dioniso 😜) pero de momento empezamos por ir a la barbería de la esquina.

Y como estamos comodones nos subimos en taxi a la fortaleza (Eptapyrhion) para enseñaros las vistas de la ciudad desde donde se ven, además los barrios que construyeron extramuros los cristianos venidos de Turquía con el intercambio de 1922.


Ahora sí que hemos hecho hambre. Y qué mejor que uno de los míticos puestos del "fish&chips" griego, cerquita del mar (fijaros en el logo para ver el amable señor que abrió el local en 1940).


Hemos hablado ya bastante del imperio otomano, así que ha llegado el momento de ver la casa donde nació Atatürk, el padre de la actual Turquía, aquí en Tesalónica (yo no lo sabía).


Cuando pueda os colgaré el collage del resto de los 15 edificios que -juntos en uno- son patrimonio mundial de La UNESCO. Diez de ellos son iglesias paleocristianas y bizantinas casi iguales 😅 y también vimos el museo de arte bizantino por si nos quedaban dudas 🤭

Pero nuestra visita no habría sido igual si no hubiéramos conocido a Giorgos, nuestro amable guía por el tranquilo y encantador barrio alto de la ciudad que se salvó un poco más que el centro, del incendio de 1917. En un momento del paseo frente a la estatua de Vasilis Tsitsanis, el hombre que popularizó la estigmatizada música callejera llamada Rebeticó, sacó su bouzouki y se puso a tocar. No sé si esta canción habla de amor o de drogas (los dos temas básicos del rebético), así que juzgad por vosotros mismos.


Como inspirados por estos acordes callejeros, otro día nos encontramos en la via Egnatia una manifestación reivindicativa en respuesta al discurso anual que da el primer ministro por estas fechas. Por suerte, el espíritu del ágora parece estar vivito y coleando en esta ciudad.

Pero no podemos hablar de esta ciudad y omitir su fabulosa vida nocturna. Mi sitio favorito para cenar es rodearse de los jovencísimos habituales de los locales que aparecen como por arte de magia en un espacio entre edificios que durante el día es un mercadillo y que por la noche, tras unas cortinas que no se te ocurriría abrir si no te lo dicen, dan paso a algo parecido al callejón Diagón de Harry Potter 🤓

Aunque también puedes coger algo para llevar y relajarte en el ambiente nocturno desde lo alto de las murallas...

Y como guinda del pastel, nos fuimos a ver un concierto de la diva griega Eleftheria. La gente se sabía TODAS las canciones y, cuando vimos que podíamos acercarnos al escenario, también nosotros salimos a darlo todo 🎉🎉 

Parece que por la noche se aprecia mejor el canto de las sirenas...


Y aunque ya casi ha terminado nuestro viaje, todavía nos queda una sorpresa final... no os la perdáis!

Wednesday 7 September 2022

Manifesta 14: Prístina belleza

Si tuviera que quedarme con una sola imagen de Prístina (o de Kosovo), sería la creada por los jóvenes estudiantes Kosovares colaborando con los de Berlín para pensar juntos cómo dar vida de nuevo a una enorme fábrica de ladrillos en ruinas. Recogiendo las historias de los antiguos obreros, han dibujado un mural del que rescato el trocito en el que aparecen juntos -como si el resto fuera apenas un suspiro de la historia-, una diosa neolítica sentada en su sencillo trono y un humilde trabajador de la fábrica reclamando, simplemente, que su voz sea escuchada.


El periplo de la estatuilla de esta diosa neolítica de la fertilidad también es interesante. Según nos contó el guía del freetour, en el contexto del conflicto con Serbia todas las obras que estaban en el museo de Kosovo (edificio curiosamente de estilo austriaco) se las llevaron a Belgrado. Esta estatuilla es, de momento, la única pieza que Serbia ha aceptado entregar de nuevo al museo. El resto de los objetos que se pueden ver son nuevas adquisiciones entre las que cuesta encontrar algo de la Dardania anterior al imperio romano (la ciudad de Prístina se asienta más o menos en el lugar de la antigua Ulpiana). 


Para imaginarnos cómo sería el Kosovo anterior a la llegada de los otomanos, nos acercamos al monasterio ortodoxo de Gračanica en el sur de Prístina construido en 1321. 

Allí pudimos hablar con un guía local que, además de aclararnos que el rey Milutin ya había muerto cuando pintaron el fresco en el que aparece con su madre, nos contó un poco su propia historia. En sus palabras, él es un serbio nacido en Bosnia que por razones personales quiso venirse a vivir a este pueblo de Gračanica que, como os hemos contado, es de mayoría serbia. 

Según él, desde hace unos años los habitantes se sienten más seguros aquí (los incidentes ya parece que son muy esporádicos) pero siguen teniendo miedo a viajar por el resto de Kosovo. Sobre todo porque al ver su matrícula serbia cubierta (para poder circular por Kosovo, igual que los coches kosovares por Serbia), pueden dañar su coche una vez  aparcado, especialmente de noche. También vimos el memorial a los desaparecidos (mayoritariamente serbios) supuestamente a manos del ejército de liberación de Kosovo (en Prístina hay otro a los desaparecidos albaneses atribuidos al ejercito de Serbia).


Para desconectar un poco, entramos en un concurrido café en el que vemos a un camarero con un fajo de billetes serbios, mientras otro pasaba por las mesas con una bandeja con euros. 

En todo caso, si nos olvidamos del pasado y salimos a la calle nos daremos cuenta de que es temporada de pimientos rojos y el pueblo entero huele exactamente igual que cuando mi familia (y yo, claro) embotábamos pimientos asados en Humienta. Al final, todos somos humanos y es más lo que nos une que lo que nos separa. ¡Sobre todo si el estómago está contento! 

Inevitablemente se nos hace la boca agua 🤤 y hay que volver a Prístina y buscar un sitio para comer.


Intentando no liarnos mucho con la historia con el estómago lleno 😅, no podemos dejar de mencionar que en 1389 tuvo lugar la batalla de Kosovo que incorporó este antiguo bastión del imperio ortodoxo Serbio al imperio otomano en el que permaneció por más de quinientos años. 

El bazar ya no está en su localización original y no es muy fotogénico, pero la que sigue en pleno uso y con un encanto espectacular es la mezquita que el sultán Mehmed Fatih (el Conquistador) mandó construir en 1461. Pudimos relajarnos contemplando a los viejitos alargando un poco las abluciones para charlar de sus cosas y el cuidado con el que acercaban en silla de ruedas hasta la puerta a unas personas con discapacidad mientras unos chavales jugaban despreocupadamente con su pelota en los jardines...


Para bajar la comida y el empacho de historia, nada mejor que un paseo por la vibrante y moderna Prístina que hicimos primero con nuestro guía y lo grabamos después para vosotros casi de noche. Como no hemos podido editarlo, os lo ponemos en tres trocitos 😅



Las exposiciones del manifesta 14 -tranquilos, no lo vimos todo el mismo día- nos encantaron. Es maravilloso que coincidiéramos con esta exposición de arte nómada que contribuye tanto a dar visibilidad a artistas locales y dar nuevos significados a algunos espacios urbanos. El ejemplo más asombroso para nosotros ha sido la genial ocurrencia del artista suizo Ugo Rondinone de pintar de un rosa brillante una gigantesca escultura gris de cuando Kosovo era parte de Yugoslavia (y que una joven nos contó que antes ni la miraba porque era aburrida y ahora le encanta verla desde lejos).


De hecho, desde algunos espacios de exposiciones del Grand Hotel se veía también la Biblioteca Nacional (ya de por sí muy interesante con sus cubos inpirados en la tradición latina y las cúpulas para la entrada de luz de estilo otomano), tamizada por la exposición de cada artista 🤓 En este caso la vemos rodeada de nubes, como quizá lo esté la mente de algún lector de la biblioteca en este preciso momento...


Y como no os vamos a contar del piso 9° al 3° cada exposición que vimos, me despido de nuevo desde la fábrica de ladrillos, donde los estudiantes y artistas siguen construyendo el futuro de Kosovo y donde Diego casi consiguió que nos incluyeran en la foto del cartel del Manifesta 14 😜 Un abrazo y nos vemos en... Tesalónica!






Monday 5 September 2022

A veces, la belleza sobrevive a la tragedia

Para llegar al monasterio de Visoki Dečani (construido en el siglo XIV por el rey serbio Stefan Dečanski) tuvimos que bajarnos del autobús que iba a Peja en una rotonda del pueblo de Dečani, dejar las maletas en una cafetería gracias a la amabilidad de sus camareros y subir uno o dos kilómetros por carretera hasta llegar a un control militar del KFOR que sigue en Kosovo desde 1999...

En ese control, el relajado soldado italiano nos indicó que podíamos seguir y, tras un breve paseo llegamos a las puertas del monasterio donde había otro control, tuvimos que dejar nuestros pasaportes y mochilas para que nos dieran el pase amarillo que nos daba finalmente acceso a este monasterio habitado por 15 monjes serbios y los trabajadores que lo mantienen. 

Estos trámites hacen inevitable sentir la gravedad de la tragedia vivida en Kosovo y por tanto, una vez dentro de la iglesia, el contraste con la asombrosa belleza y serenidad atemporal de sus frescos nos deja boquiabiertos.


Sí, parece que llevo una falda de flores 😅 Se me olvidó llevar pantalón largo y me dejaron ese pareo para poder entrar en la iglesia.

De vuelta a la carretera, tras desandar el camino y recoger las maletas, alimentamos el cuerpo (el espíritu estaba saciado) justo antes de que Diego echara a correr para parar el bus que nos llevó a Peja. Dejamos las cosas en el hotel y vuelta a la carretera para llegar a ver, antes de que cerraran, las cuatro iglesias en una del Patriarcado de Peć (también tuvimos que enseñar el pasaporte, pero esta vez a la policía de Kosovo).

La primera sorpresa es que por fuera están pintadas de rojo (lo que debió ser muy polémico en su momento). La segunda es que los únicos religiosos que vimos en el "patriarcado" fueron unas monjas (que me recordaban un poco a las de la vida de Brian🤭). Y la tercera que el interior estaba casi en penumbra, lo que dificultaba ver bien los frescos, aunque quizás para algunos pueda aumentar la sensación de recogimiento e incite a la oración...

Después de haber visto estos dos componentes del Patrimonio de la humanidad de Kosovo, el paseo por la ciudad de Peja fue un poco decepcionante. De hecho es más conocida como base para hacer senderismo por las montañas Rugova, "la Suiza de Kosovo". Pero a la mañana siguiente, cuando nos enteramos que durante la guerra de Kosovo en 1999 más del 80% de las casas de esta ciudad fueron dañadas o destruidas, ya vimos el reconstruido pero animado bazar con otros ojos. 

Antes de irnos, pudimos entrar en el museo, que es una bonita casa tradicional estilo otomano e imaginarnos cómo luciría Peja con unas cuantas casas más como esa. Y con esta casa os dejamos hasta nuestra próxima entrada en que llegaremos por fin a la capital de Kosovo. Nos vemos en Prístina!




Prizren, la elegancia de la antigua capital de Kosovo

Tras un par de trayectos de autobús, por fin llegamos a Kosovo y nos dejamos deslumbrar con maletas y todo, por la vista de Prizren (su capital histórica desde el puente de piedra)

Prizren parece asentarse en el mismo lugar que Theranda en la antigua Dardania. Como el museo arqueológico estaba cerrado no os podemos contar mucho más 😅

Pero os podemos enseñar una bonita panorámica desde la fortaleza y, mientras yo me recupero de la subida, Diego os cuenta nuestras primeras impresiones.


Efectivamente esta bella estampa (aunque quizás un poco pija o artficial tras la reconstrucción) esconde las tragedias de las guerras, sobre todo la guerra de Kosovo de 1999. Una familia cántabra que conocimos en Skopie y nos reencontramos aquí nos cuentan que, mientras el hijo se recortaba la barba en una barbería, una mujer diplomática le contaba a la madre al borde de las lágrimas que en la guerra mataron a su padre y a su hermano.

En las faldas de la montaña que subimos para ir a la fortaleza parece que hubo un barrio serbio cuyas casas quedaron en ruinas. Pero quizás el testigo mudo que más nos impresionó fue la iglesia serbia (patrimonio de la humanidad) rodeada de alambre de espino y con vigilancia policial para que no sea vandalizada...

Remontándonos a tiempos del imperio otomano, pudimos entrar en el restaurado edificio de la Liga de Prizren (uno de los orígenes del nacionalismo albanés). Aquí os explico lo que entendí de la exposición:


Como no todo van a ser conflictos nos fuimos a cenar. Curiosamente pudimos probar un delicioso plato tradicional ilirio cuya preparación es, además, un espectáculo parala vista. Fijaos en los típicos gorros albaneses para completar la estampa.


Y no podían faltar unos postrecitos y un té pegaditos a la -bellamente iluminada- mezquita de Sinan Pasha, con los niños tirándose con un patín por la rampa que teníamos delante, mientras los padres de las criaturas seguirían con su despreocupada charla en algún lugar entre la multitud de sillas, mesitas, música y amables palabras, resguardados de los tumultuosos vientos de la historia...

Saturday 3 September 2022

Skopie: el fénix de los Balcanes

El 27 de julio de 1963 un terremoto devastó Skopie y causó la muerte de 1070 personas. Tras este desastre -aún en plena guerra fría- la Unión Soviética, Estados Unidos y muchos otros países contribuyeron e incluso colaboraron sobre el terreno para que este fénix de los Balcanes pudiera resurgir. 

En memoria de esta tragedia, cuando reconstruyeron la antigua estación de tren, dejaron parado el reloj en la hora a la que se produjo el terremoto: las cinco y diecisiete.

Sorprendentemente para mí, de lo poquito que quedó en pie fue el puente romano que se construyó inicialmente en ¡el siglo VI! Así que os vamos a enseñar el recorrido histórico que se ve desde este emblemático puente (que forma parte del escudo de la ciudad):


Esta bella sacerdotisa sin nombre, pone cuerpo para nosotros al pueblo de la Paeonia, anteriormente en manos de los persas desde Darío I y conquistada por Filipo II entre el 355 y el 354 adC. Más al norte estaría Dardania (en el actual Kosovo y norte de Macedonia del Norte). Resulta tentador imaginar qué rituales al Sol realizaría esta sacerdotisa mientras su luz acaricia ese rostro sereno, qué mensajes se autorizarían con el sello encontrado junto a ella, si era sólo sacerdotisa o quizás también algún tipo de autoridad local...

Por suerte para nosotros, esta vez nos unimos a un freetour amenizado por nuestro divertido guía Miha. Insistió en que los cientos de estatuas repartidas por la ciudad como parte del plan Skopie 2014 son la imagen de la corrupción del anterior presidente (del nuevo dice que se lleva el dinero sin dejar nada que se pueda tocar). Según él hubo un momento en que cuando un turista le preguntaba por el significado de una estatua tenía que responder frecuentemente: "no lo sé, ayer no estaba" 🤭 Y que construyeron tantos puentes para poder colocar más estatuas. Además de un arco triunfal, la puerta de Macedonia a la que Diego no se pudo resistir, aunque eligiera un sitio curioso para mejorar el encuadre 😅

De la reconstrucción posterior al terremoto quedan muchos edificios brutalistas que son un delirio de hormigón y no muy bonitos a primera vista pero de los que le vuelven loco a Diego. Empezando por la estación de buses/trenes a la que llegamos (y cuyo taxista queremos olvidar y él a nosotros 😜), pasando por el anguloso edificio de la ópera (flanqueado por la ondulada filarmónica del plan Skopie 2014) y siguiendo por la mole vertical del banco nacional, el curioso edificio de correos o la más discreta catedral católica. 
Del tiempo de la reconstrucción también quedan otras curiosidades, como los autobuses de dos plantas, primero donados por los británicos y luego ya comprados porque según nos cuenta el guía, se volvieron una atracción en los Balcanes.

En todo caso, a pesar de que las mezquitas principales y el hammam también tuvieron que ser reconstruidos, el antiguo bazar sigue teniendo muchos rincones con un encanto atemporal donde, mientras un gato ronronea a tus pies, te puedes encontrar cuadrillas de viejitos tomando el té al lado de la mezquita de su barrio y jugando una partida de dominó que pudieran haber comenzado en tiempos del propio Mustafá Pasha...

Del breve periodo de la historia en que Skopie fue capital del imperio serbio (desde que Stefan Dusan se coronó aquí como "emperador de los serbios y de los griegos" en el 1346, hasta que colapsara su imperio en 1371 y pasara finalmente a manos de los otomanos en 1392) aparentemente no queda nada. La influencia otomana sin embargo, se mantuvo durante cinco siglos. Como curiosidad os enseñamos la iglesia de Sveti Spas cuyo suelo se encuentra dos metros bajo tierra porque las iglesias en esa época no podían ser más altas que las mezquitas. Además en ella se encuentra la tumba de Goce Delcev, uno de los soldados que lucharon contra el imperio otomano y asesinado por los turcos en 1903.

Según nuestro guía, la influencia serbia viene de cuando pasó a formar parte del reino de los serbios en 1912 durante las guerras balcánicas y posteriormente como parte de Yugoslavia hasta que se independizó pacíficamente en 1991. 

Pero entre medias la ciudad sufrió una convulsa historia durante las guerras mundiales. Según wikipedia, durante la primera Guerra Mundial Serbia inició una política de de-bulgarización, que tuvo su reacción de re-bulgarización cuando los nazis se la entregaron a sus aliados búlgaros hasta que los partisanos (y una Bulgaria que cambió de bando en el último momento) liberaron la ciudad. Parece que este pasado turbulento  influye mucho en las tensiones actuales entre Macedonia del Norte y Bulgaria que ya comentamos en la entrada anterior. En los Balcanes parece inevitable ponerse a dialogar con el pasado...

Pero esta complicada historia no impide que, tanto en el bazar como en el barrio de Debar Maalo ya fuera del casco histórico, se pueda disfrutar de la vibrante y divertida vida nocturna de Skopie. Sólo tenéis que elegir al DJ que más os guste y salir a la pista. Y si no lleváis una paliza de visitas como la nuestra, seguro que aguantáis un poco más de juerga que nosotros 🤭 

Como lo que pasa por la noche en Skopie se queda en Skopie, dejaré que las musas os iluminen para que os imaginéis lo que queráis 😜

Y ahora sí, nos despedimos de Macedonia del Norte y ponemos rumbo a... Kosovo!

Thursday 1 September 2022

Tras las huellas de Filipo III de Macedonia

Salimos de Ohrid con el bus de las seis de la mañana para poder disfrutar solitos y sin calores de las ruinas de la antigua ciudad fundada por el padre de Alejandro Magno, el rey Filipo II de Macedonia en el siglo IV adC.

Heraclea Lyncestis ya era próspera antes de la llegada de los romanos y de que el emperador Adriano mandara construir, entre otras cosas, el teatro en el que hoy podemos escuchar a un actorzuelo que nos habla de la fundación de la ciudad...


La prosperidad comercial de la ciudad se mantuvo gracias a que se encontraba en medio de la Via Egnatia que, junto con la Via Apia en Italia, conectaban Roma con Bizancio.
Del periodo bizantino, ya como obispado, son las basílicas con sus delicados mosaicos.

Esta prosperidad se mantuvo hasta que sufrió las invasiones del visigodo Teodorico y posteriormente de los eslavos, que prefirieron habitar la cercana ciudad de Bitola.

Así que a Bitola nos acercamos dando un paseo y nos encontramos con que la ciudad no ha olvidado a Filipo II y tiene una enorme estatua suya (probablemente para enfatizar los argumentos que justifican que el país se llame Macedonia) entre la mezquita más antigua de la ciudad y su emblemática torre del reloj.

Por otra parte, a Bitola se la conoció en tiempo de los otomanos como la "ciudad de los cónsules", y todavía encontramos algunas banderas en edificios de la amplia y bulliciosa calle principal que recuerdan ese pasado diplomático.


Como curiosidad nos enteramos de que Ataturk (nacido en Salónica) estudió aquí en la academia militar antes de dirigir el destino de Turquía.

Con tanta influencia otomana no podía faltar un viejo bazar en el que conseguir avituallamiento, recuperar fuerzas y coger el siguiente autobús rumbo a Skopie.

Si en la anterior entrada vimos que Ohrid fue capital del imperio búlgaro y en esta que el macedonio Filipo II fundó la ciudad de Heraclea, en la siguiente añadiremos una pieza más del puzle de la identidad de Macedonia del Norte porque Skopie llegó a ser capital del imperio... de Serbia!!

No os lo podéis perder 🤓