La despedida de Ecuador fue dura. Después de los cuatro maravillosos días en la selva en magnífica compañía, la vuelta a Quito, los mensajes del trabajo, Otavalo nublado y sin su mítico mercado indígena de los sábados... sólo una gran tarta de chocolate y la amabilidad de sus dueñas, grandes aficionadas al fútbol y con la contraseña wifi del restaurante de al lado (por eso se oía mal, Diego ;-), consiguieron animarme un poco. Quedaba llegar a Tulcán para pasar la frontera entre la lluvia y con una mujer que al saber que era español me dijo "¡de la malparida madrepatria!" y no paraba de hablar, lo que despertó mi complicidad con el taxista ecuatoriano. Nada más pasar, otro bus nocturno a Popayán y ya que seguía lloviendo, por la mañana otro a San Agustín, para ver una de las culturas precolombinas más antiguas de Colombia. Y aquí empieza la aventura ;-)
¿Cuántas toneladas de equipaje créeis que pueden entrar en una "buseta"? ¿Cuántos pasajeros sin asiento? "En el cielo tenemos que entrar todos, y Dios quiere" Y la más importante: ¿¿Cuánto puede pesar un ruso sesentón como máximo y seguir pagando sólo un billete?? Efectivamente, era mi compañero;-) Y la carretera... Un barrizal con camiones enormes volcados en las cunetas. Pero tras ocho horitas llegamos!!
Luego, volver a toda prisa por el mismo camino... y con el mismo conductor: "me está dando un cólico esa señora". Pero esta vez a su lado y sin asiento ;-)
Así que esta mañana me he venido directamente a la plaza de esta ciudad blanca y soleada a conocer a... Juan Valdez!! Mmmmmmmm
Y después me he encontrado esto; que se lo dedico, cómo no, a "mi mamá":
Y tras comprobar que Diego sigue esperando parto rumbo a Cali!!!
Hola camaradas. Este blog pretende ser un anecdotario de mis viajes, los viajes de loli. Porque me gusta contar mis batallitas y me figuro que a vosotros leerlas. Espero que disfrutéis con ellas. ¡Un abrazo!