Hoy soplan vientos de aventura en la estepa japonesa.
Lejos quedaron los tiempos en que Nara era su capital. Lejos los tiempos en que sus antepasados rezaban ante el gran Buda o paseaban entre ciervos por sus jardines umbríos. Ya empezaba en Kyoto el tiempo glorioso de su señor, el gran sogun Ideayasu. Y hoy les había convocado a todos en su castillo de Ni-Jo.
Los caballeros samurais avanzan al galope entre el barro, por el duro empedrado, saltando obstáculos, colándose entre colosales carromatos...
Al pasar el puente y dejar atrás el barrio de Gion recuerdan quizá la Geisha de sus sueños o la mujer de sus amaneceres.
Alguno paladeará aún la ceremonia del té vivida con sus amigos más íntimos, sabiendo que podría ser la última. Habiendo repetido exactamente los mismos pausados movimientos para prepara el té. Habiendo escuchado exactamente las mismas palabras de admiración hacia los útiles del ceremonial. Sólo el silencio fue completamente diferente.
Y ahora, mientras los guerreros corren a reunirse con su sogun, os dejamos con el experto en historia medieval el doctor Dani Ga:
10 years ago