Wednesday, 19 December 2012

Mamá, yo quiero ser Mia Couto ;-))

-En qué puedo ayudarte?

La pregunta viene como el sonido del oleaje de un mar en calma. Me lo pregunta este hombre de serena mirada azul y sonrisa luminosa. Pero resulta que este hombre sencillo en vaqueros y camisa de manga corta es uno de los mejores escritores vivos en lengua portuguesa, así que con su pregunta llana y su trato de igual a igual consigue que se me escape una sonrisa que no me abandona en toda la charla.

Empezamos hablando de realismo mágico, aunque "los que se inventaron ese nombre no fueron los que escribían" y me explica que la mayor diferencia con los escritores africanos es el mayor peso de la iglesia católica en América Latina, porque aquí "los muertos nunca se van", aunque la gente vaya a diferentes iglesias, la inmensa mayoría sigue creyendo en los antepasados y conservando parte de su cultura tradicional.

El problema es el rígido sistema racionalista europeo (no sé exactamente cómo lo decía él), aunque "allí también  la gente cree en los horóscopos, incluso por internet". Desde el principio empiezo a olvidarme un poco de que esto era una entrevista y de que estamos saliendo y volviendo a nuestro tema como los caminos de arena de los alrededores de Maputo.

Le reconozco enseguida que me impresionó saber que un libro tan maduro, tan lleno de imágenes sutiles, reposadas, profundas, tan lleno de Mozambique, de todas sus historias fuese escrito antes de que terminase la terrible "guerra civil" que devastó su país. Pasando de lado por los elogios como si no estuvieran me confiesa que "a mi también me sorprendió. Yo no quería escribir un libro sobre la guerra y si acaso mucho más tarde. Pero me vino así. Fué un libro que sufrí mucho escribiendolo, porque por la noche me venían historias, me visitaban los amigos muertos en la guerra. Y yo tenía que encontar UN LUGAR DE PAZ dentro de mi. Por eso tenía que escribir ese libro."

Me quedo tan encandilado con sus reflexiones que casi me cuesta seguir, pero poco a poco van desfilando los personajes en mi ayuda, como Virginia, la mujer de origen portugués que reinventaba su desconocida familia portuguesa "como hacían mis padres, contando historias del Portugal al que no podían volver durante la dictadura. Con sus historias iban creando una familia imaginaria para mi y eso me pareció muy importante". No me da pistas sobre cuáles de las historias son creencias tradicionales y cuáles inventadas, aunque sonríe maliciosamente sorteando mi pregunta y me cuenta "que en la ciudad donde yo vivía la colonización fue muy difícil y no controlaron bien la ciudad, así que cruzando la calle podía jugar con niños indios y negros. Aprendí su idioma y me contaban sus historias. Y al volver a casa se las traducía a mi familia. Ahí empecé a darme cuenta de que algo se perdía en la traducción."

Y ahí es donde empezaste a retorcer el lenguaje, le digo, intentando tirar de la manta. Sonríe maliciosamente de nuevo. Es famoso por no soltar mucha prenda en las entrevistas, aunque me confiesa que le encantó cien años de soledad, "es un libro fabuloso", dice. Y acepta la influencia de Luandinho Vieira, "pero sólo en la manera de tratar el lenguaje", matiza. Y no le saco más influencias.

Pero volvemos a lo que nos gusta, a la poesía que baña todo su libro. Le digo que no estoy de acuerdo con Francisco Noa (con el que hablé y que es una persona encantadora) en eso de que "el agua tiene en su obra una dimensión antropofágica", al contario, me parece un elemento optimista, fértil, símbolo del poder de la imaginación o del inconsciente... Con su sonrisa preveo que va a quitarse un poco de importancia, pero reconoce que "el agua y más exactamente la lluvia es un elemento de cambio y también de regeneración en las culturas tradicionales" y de las siguientes palabras no me acuerdo bien porque parece que hablara más con sus ojos marinos que ahora es como que sonrieran, pero cuando la sonrisa se contagia a sus labios entiendo que tengo que hablar de nuevo.

Le pregunto lo primero que me viene a la cabeza. "Eres biólogo, verdad?, porque yo soy médico", al instante me averguenzo un poco de las confianzas y de la simpleza de mi pregunta, pero como ya estoy rojo por merced del sol, no nota nada y me responde "pero no veo ninguna contradicción, para mi la biología es más una pasión que una profesión. Me gusta porque cuenta una historia, la de los seres vivos, y para mi se junta con la poesía y la literatura". Como no digo nada, sigue, "yo también quería ser médico, psiquiatra, pero como milité en Frelimo para luchar por la independencia de Mozambique tuve que dejar la carrera y luego cuando pude volver a estudiar, al ver a mi mujer que también es médico me di cuenta que no iba a tener tiempo sin remordimientos para la literatura, así que hice biología." Pero antes de eso fuiste periodista, digo reincorporándome a la conversación activa.

"Infelizmente el partido me hizo director de un periódico. Me encantó el periodismo, pero al ser un periódico del gobierno empecé a darme cuenta de la diferencia entre la teoría y la práctica. Así que empecé dejando el periódico y más tarde el partido" Insisto por esa línea. "Es que en la llamada "guerra civil" hubo un componente muy fuerte de religión, porque Frelimo intentaba desterrar las creencias tradicionales como "supersticiones". Sólo así se explica el enorme componente emocional, el grado de crudeza que alcanzó la guerra." Y en el discurso al final del libro, le pregunto, cuando hablas del peligro de ser dirigidos por otros, te refieres al control que África del Sur tenía sobre Renamo? "No, era una idea más general" me responde voluntariamente escueto. Y ahora ya ha muerto esa bestia que la gente había sacado como decía el discurso, ya no hay peligro de una guerra civil en Mozambique? "No, yo creo que no" responde moderadamente seguro, "pero la bestia no muere, se hace más pequeña, se domestica. Es algo desagradable que tenemos los seres humanos y que nos muestran las guerras. La gente tan amable que te estás encontrando en el viaje es la misma que llegó al grado de salvajismo que vimos en la guerra".

La gente insiste llamando a la puerta y aunque él me sigue dedicando su tiempo, entiendo que tengo que concluir. Así que lanzo el órdago: Y ahora, ¿sigues creyendo en el poder de la literatura, de la imaginación para mejorar el mundo? Habíamos hablado ya que de joven era más simplista, creía que las cosas podían cambiar rápido en una sola generación y que ahora creía que había otro tempo para los cambios sociales, pero también de que todavía no se podía creer que los acuerdos de paz llegaron entre que entregó su libro terminado, su grito de esperanza, y la publicación del libro. Tanta muerte y tanta esperanza. Allí seguía su mirada límpida y sonriente, así que estaba ansioso por escuchar su respuesta.

-Sí- responde tajante. Y sus siguientes palabras se diluyen como en Terra Sonambula, se van transformando en aire, en poesía y de nuevo en algo físico, esta vez un libro, un regalo para mi

-Feliz cumpleaños- me dice. Y así fue ;-)


Monday, 17 December 2012

Tu eis un branco raro

-Pero... tú eres blanco...
-Sí, soy blanco
-Y... estás aquí
-Sí, estoy aquií
Sin soltarme la mano desde el inicial y sorprendido saludo a "el blanco" que había aparecido de repente en la lejana Patrice Lumumba y después de unos segundos de intensa concentración, mi primer "vecino", concluye sonriendo

- Tú eres un blanco raro!

No puedo dejar de sonreír cuando me acuerdo de esta anécdota, bajo la lluvia incesante. Estoy en una "chapa" que es como llaman aquí a cualquier transporte que ni de coña cogeríamos en España. Éste en concreto es mi preferido, es una de esas furgonetas con la parte de atrás abierta, para mercancías jeje sólo que aquí la mercancía podemos ser treinta personas bien apretaditas (pegaros bien al blanco que no pasa nada, explica el "cobrador", y por si acaso apostilla "Jesús también era blanco"!). Es más divertido cuando hay algún borracho balanceándose al dormirse despierto con el cachondeo general. Pero hoy es la prueba de fuego, pero con agua.

Al salir de un emocionante homenaje a un poeta Joao Mendes recientemente fallecido, con la viuda presente, los amigos contando anécdotas y la gente recitando emocionados sus poemas, el cielo parecía también emocionado. Y se puso a llorar. Y aquí, cuando el cielo llora su llanto torrencial es como si al mar del cielo le entrasen nostalgias de la tierra, como si el ragnarok de los vikingos se adelantase en el tiempo, como si no hubiese mañana... Y en este diluvio universal, os recuerdo, mi chapa no está cubierta. Y los caminos subiendo y bajando con baches que tienen nombre propio como las montañas, liberados por el nuevo bautismo se convierten en ríos (como en Colombia, Diego!) y nuestra chapa es la humilde Arca de Noé, bandeándose peligrosamente a barlovento. Y para llegar aquí hemos tenido que coger un coche, ser "pescados" por un camión gigante y devueltos a las aguas, hasta alcanzar el barco-chapa. Ahora estamos aquí en silencio, intentando no desperdiciar calor y esperando... porque todavía no está llena el arca!! Pero por fin, las ruedas empiezan a remar y arrancamos. Las dos únicas personas con paraguas dudan. Una se decide a abrirlo y puff, al momento se convierte en un esqueleto sin rastro de su antigua piel. 

Por un segundo nos miramos en silencio pero yo, lo confieso no puedo más y estallo en una carcajada casi submarina. Y la gente ahora sí que no puede aguantar y seguimos navegando entre carcajadas, olvidándonos del catarro próximo, contemplando la marejada ya entre amigos. Hasta que de repente, al parar de nuevo para esperar a más náufragos alguien atisba entre las cortinas de agua algo increíble, recóndito, casi inimaginable... un autobús! Y automáticamente empezamos a saltar todos salvajemente por ambos lados, al abordaje del navío-con-techo que tenemos a estribor. Y lo conquistamos. Y de repente todo está seco al rededor, pero se nota el frío. Claro que cuando voy a cerrar la ventana Luis me detiene y me explica, "es que si no, no distingo mi parada". Y aún así. El mundo es completamente diferente ahora y nos paramos donde podemos. Su casa está al otro lado de un inmenso lago que no podemos atravesar. Pero tenemos suerte y con las últimas brazadas llegamos a casa de su hermana donde entre hijas, sobrinas y espaguetis celebramos que somos supervivientes un día más del naufragio, Y dormimos felices ;-)


 Claro que no siempre es así ;-) Un día normal vamos a la plaza de la Independencia donde está el primer presidente de Mozambique, Samora Michel y al lado de la catedral es donde trabaja mi amigo y hospedador Luis, vendiendo sus propias pinturas.

 

 Pero dejadme que os enseñe su casa, que es donde estoy viviendo. La de hormigón es la que poco a poco va creciendo cuando hay dinero para continuar, y la de bambú es la "temporal" donde dormimos, cocinamos, contamos historias, reímos...  Pero pasad, pasad. En la segunda foto está Luis cocinando y su "enamorada" Ivon, cuida de su hijo Yuren (de una relación anterior). Y en la siguiente, ya después de cenar preparamos mi cama (a los pies de Luis) y nos preparamos para dormir, quemando el incienso mágico que aleja a los mosquitos (lo único que aleja a los p... mosquitos ;-)




Y ahora disculpadme que en esta última foto estoy en el baño para hacer mis necesidades y tras una duchita refrescante con el balde de la izquierda, salir con tres chapas, muchos baches y más anécdotas, rumbo a la universidad Eduardo Mondlane y ¿quién sabe? Quizás hoy consiga mi ansiada entrevista con Mia Couto; ahora al menos ya responde a mis mensajes!!

Crucemos los dedos.

Un abrazo!!!

Thursday, 6 December 2012

La gran cascada en la gran Casa de Piedra: Zimbabwe

Tras desmontar la tienda que ya durante la noche había tendido que transplantar a una zona con techo, porque no tenia forro para la lluvia que, efectivamente, moja ;-) cruzamos la frontera, soltamos nuestras mochilas y nos fuimos corriendo a ver una de las siete maravillas naturales del mundo: las cataratas Victoria.

No tengo fotos todavía porque no me atrevi a llevar mi cámara, pero las colgaré en cuanto las tenga. A parte de la cantidad de agua (y eso que estaban en su mínimo!) del estruendo de "el vapor que truena" como las llamaban los aborígenes, resulta que es una falla larguísima con lo que estuvimos horas paseando y contemplando ese gigantesco corte en la tierra y jugando a contar cuantas "palmeritas" de las que se veían en el borde cabían en el cañón hasta llegar al río que se forma en el fondo.

Pero ya que no tengo fotos de esa, os voy a poner fotos de otra "maravilla"


Cuando os recuperéis del shock inicial os explico, Sebastian me convenció para hacer alguna actividad con un poco de adrenalina, así que tras un día de rafting por los rápidos del río que se forman tras "caer" por las cataratas, nada mejor que saltar 70 metros al vacío para luego quedarse balanceando en medio de la gruta donde poco antes están las míticas cataratas... Sólo os digo que mi grito pudisteis haberlo oído desde España y que todavía me duele las costillas del lado izquierdo del tirón.

Y tras despedirme con pena de mis amigos holandeses, partí en un tren nocturno a velocidad de caracol rumbo a Bulawayo donde casi sin fijarme en los descascarillados pero elegantes edificios oficiales me cogí un autobús rumbo a las ruinas del Gran Zimbabwe donde, de la mano de la Fe (una preciosa mujer llamada Feith) recorrí la impresionante ciudad medieval que según dicen es el cuarto complejo arqueológico completo más antiguo del mundo después de la muralla china, las pirámides y el Machu Pichu. Y en lo alto de la ciudadela de la montaña, en el asiento del rey, me senté para que podáis ver las rocas formando el pájaro que representa mi realeza ;-))


Y desde donde veo a los nobles que forman el consejo y detrás El Gran Recinto donde se encuentra mi reina (mi primera esposa) y por fuera el resto de mis cientos de esposas...


Y como me habéis acompañado hasta aquí, os voy a contar un secreto. Antes de mi coronación como rey, tuve que cazar un cocodrilo, extraer de sus tripas una piedra del río y comérmela yo para absorber su fuerza y porque el cocodrilo es un símbolo de los antepasados que viven en el agua. Pero eso no es todo. El Gran Secreto que sólo conocen los sumo sacerdotes y los reyes de mi dinastía es que la noche antes de la coronación estoy obligado ha cometer tabú acostándome con mi propia hermana que me amenazará con contar al pueblo nuestro secreto si abandono el camino recto...

Esta "sabia" civilización parece que no pudo con su propio éxito y en el siglo XVI (trescientos años después de construir la ciudad) tuvo que partir a otros lares, como yo que ahora ya me encuentro en Mozambique, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión...

Bostwana en Mokoro

Tras mil horas de autobús (ya llevo unas cuantas) llegue a Gabarone que aquí lo pronuncian más o menos "jabrón" no vi ni la ciudad porque me fui a un albergue a las afueras y cogi un autobus de madrugada para rrecrrerme el pais de sur a norte rumbo a Maun, a un relajadisimo hostal de mochileros donde me encontre a una pareja genial de canarios que me dieron de comer y de beber, me rellenaron el botiquin y, con saludos a mis padres incluidos, me prepararon un tupper de espaguetis cuando sali del pais. Gracias!!!

Pero a Maun iba precisamente para esto:


Un par de dias en Mokoro recorriendo el delta más grande del mundo (eso dicen) y el primero en el que yo me entero que un delta se puede formar en mitad de un pais, sin llegar al mar. El caso es que foma unos canales por los que deslizarse en una paz sólo interrumpida por cocodrilos o por elefantes. Aunque probablemente seamos nosotros los que les molestemos a ellos. Y esta vez con un grupo de gente majísima: dos holandeses Sebastian y Bertha, con los que después me iré rumbo a Zimbabwe en su coche, otro holandés Dolph y un brasileño Hugo con los que montamos este campamento


Y nos dormimos después de ver este impresionante atardecer en el Delta...



Así que con todo el dolor de mi corazón, me dispuse a abandonar Bostwana con mis nuevos amigos en su coche que, con mi peso extra, se quedó sin gasolina a dos km de nuestro destino y tuvimos que hacer esto


Pero conseguimos llegar al pueblo antes de la frontera, montar la tienda que me dejaron jeje y al dia siguiente salir rumbo a las cataratas Victoria en Zimbabwe!!! 

Bye Bye South Africa!

Hola de nuevo! Siento el retraso, pero sigamos donde lo dejamos :-)

Para descansar de las lecciones de cultura tradicional africana me cogí un autobús a Johannesburgo donde me recibió Shelly, mi nueva CS, antes de ir a trabajar y con la hija de mi edad medio dormida en el sofá. Así que solté mis bártulos y sin pensarlo dos veces me fui al mítico "barrio" de Soweto, construido para albergar a los trabajadores negros de las minas, donde vivió Mandela y se inició la batalla contra el Apartheid, donde tuvo lugar la triste matanza de estudiantes que pedían que las clases fueran en un idioma que pudieran entender. Todo el mundo me había dicho que era peligroso ir solo, así que me fui a una visita guiada en bicicleta jeje. Pero me dio la sensación contraria, más seguro que la ciudad y con gente muy orgullosa de ser de Soweto. Preguntando a un taxista luego me dijo que aquí si roban a un turista el que lo ve silba con un silbato que llevan al cuello para avisar a los vecinos y coger al ladrón. La parte negativa es que le deben pegar una paliza en plan escarmiento que en algunos casos como el que aparecía en el periódico ese día podían acabar matándolo en plan la justicia por nuestra mano, porque "aquí mantenemos el sentimiento de comunidad". Pero quitando eso allí estuvimos tomando cerveza tradicional en los shebeen o casetas de hojalata, en unos cuencos de los que bebe en círculo todo el que se encuentre en el bar :-)

Pero tras abandonar la gran ciudad, me fui al parque Kruger, mi primer safari!! Al llegar todo era un poco complicado, pero me encontré un amigo que me echó una mano...


Que no!! La jirafa la vimos más tarde pero mi ángel de la guarda en Kruger fue Willie, este otro personaje que estaba cocinando su cena y cuando vio que me había quedado sin saldo echó la comida en un tupper (no cenó!) y me llevó en su coche a buscar safaris, saldo, al supermercado... y al final decidió que al día siguiente se podía escapar antes del trabajo y llevarme él mismo de safari. Y eso hicimos!!  Le teníais que ver bromeando con todo el mundo hablando en un lenguaje inventado o fingiendo que era un león! Y ya que estamos, me volví con él a Pretoria, cené en su casa, jugué con su hija y su novio a un juego simple y superdivertido que consiste en poner barro en el extremo de un palo y lanzarlo lo más lejos posible (todavía me duele la mano de la tendinitis jejeje). Y encima su juego de cartas es el Uno! como el de mi familia en Navidad. Mi única compensación fue una tortilla de patatas gigante que parece que les gustó.



Y de aquí, con cámara nueva porque se me rompió la mía (las fotos de nuevo son de Willie) salí de este país  del arcoiris, de los contrastes que os he ido contando, rumbo al país que hizo famoso a JuanCar... Bostwana!!!