Tuesday, 20 August 2013

Fama Diagne Sène: una luz en las tinieblas de la locura

"La enfermedad me ha abierto los ojos, porque el hecho de ser dejada de lado me ha permitido coger distancia para juzgar a las personas y su forma de vida.

La corrupción ha vuelto superflua toda conciencia profesional. Los niños, dejados a ellos mismos, vagabundean por las calles tentados en cada momento por el crimen. Ya no hay necesidad de ser pobre para mendigar. El jom -abnegación-, el famoso jom nos abandona.

Por la calle ya no vemos en las caras esa risa contagiosa que surgía de la amistad. La risa ahora es interesada, se compra y se vende. Sonreímos al alcalde, al jefe, al diputado, al rico... Nos hemos vuelto un pueblo disperso, sin raíces, vencido por la brujería, el marabutaje, el enchufismo, la hipocresía, la mentira, la prostitución, la dependencia, la sumisión, la mezquindad, la vulgaridad, el servilismo, la bajeza rampante, el el envilecimiento...

Este pueblo no es aquel del que yo estaba tan orgullosa antes." (Canto de Tinieblas pág 112)

Con esta dura crítica de la protagonista de su libro, abrimos la conversación con la encantadora Fama Diagne Sène en cuanto nos acomodamos en los sofás de la luminosa Asociación de Escritores de Senegal.



Después de hablar de los momentos de gran lucidez que todo enfermo mental tiene me explica que, en contra del mito de que en África el enfermo mental es mejor tratado que en Occidente

- En África muchas veces al enfermo mental se le esconde. Puedes llegar a un pueblo, pasar unos días y creer que en él no hay ningún enfermo mental pero resulta que está encerrado en una casa sin poder salir. Muchas veces se recurre a hechiceros o marabouts en los que se cree ciegamente pero que la mayoría de las veces no consiguen la curación. Y nunca se le pregunta a la persona enferma qué le pasa, qué siente, qué necesita...  Para eso escribí el libro, para que se escuchase su voz interior.

Aprovecho para comentar que aunque en el libro se mantiene todo el tiempo la ambiguedad sobre la existencia real de los djines, el poder de los marabouts, la magia... se da más credibilidad a la posibilidad de que la causa de la locura de la protagonista sea un líquido preparado por un marabout a petición de la madre contra su tiránica cuñada que ha venido a vivir a la casa. La cuñada se da cuenta y para vengarse le prepara su postre favorito a la hija, mezclándolo con el líquido maldito... Sin embargo el gran sanador no consigue curarla. Parece querer decir que hay más poder para hacer el Mal que para hacer el Bien...

- Desgraciadamente es así. Como africanos vivimos... -y mientras busca las palabras comienza a describir pensativamente círculos con el dedo sobre la palma de la mano izquierda- vivimos en contacto permanente con la naturaleza, rodeados por la naturaleza. Pero ¿qué sacamos de esa relación especial? En Occidente se toma distancia de la naturaleza, se la analiza y se la controla para fabricar medicinas, también armas claro; pero ¿y nosotros? 

Si te fijas, los pueblos de la etnia serer, una de las que más firmemente ha conservado sus tradiciones son los más pobres de Senegal. En algunos pueblos el Marabout ha lanzado una maldición diciendo que el que construya una casa de más de un piso moriría. Y así ha pasado con los pocos que lo han intentado... La gente pide a los hechiceros que "aparten" a otros de su camino al poder o a la riqueza y se ven casos con consecuencias terribles. Pero a parte del uso de plantas medicinales no vemos esos poderes usados para hacer el Bien...

Es impresionante cómo esta mujer de sonrisa envolvente, acojedora, permanente, puede ser tan crítica con la sociedad que le rodea, manteniendo sin embargo firmemente sus creencias y su amor por su tierra

- Yo no podría vivir fuera de África. A Suiza fui sólo para estudiar. Me faltarían los árboles, la arena, las mujeres con los niños a la espalda, todas esas cosas que son las que me inspiran para escribir. Pero creo que es mejor decir la verdad para que podamos mejorar.

Sale también en la conversación Ken Bugul, su escritora favorita y una de las mías y le pregunto si el "baobab solitario" que sirve de refugio a la protagonista es una referencia a "El baobab enloquecido" (como en la frase al recordar su vida "el árbol estaba muerto a penas plantado" que me recuerda al final del libro de Ken en que cuando por fin vuelve a Senegal su baobab ya está muerto aunque no lo parezca...), o si es una metáfora de áfrica o pura coincidencia...

- Es curioso cómo a veces operan las cosas en el subconsciente. Yo buscaba un árbol fuerte, robusto, que pudiera acojer a la protagonista. Con mi bagaje y me experiencia personal no podría ser otro que el baobab. Y no olvides que en otras regiones de Senegal tienen otros árboles sagrados... No, no hacía alusión al libro de Ken Bugul, al menos no de forma consciente.

Hablamos de la casa rural aislada del segundo sanador donde han recluído a la protagonista con otros enfermos mentales con los que forman otra "familia" pero donde la comunicación acaba siendo aún peor que en la primera y siguen sin seguirle preguntando a ella qué le pasa, qué siente, qué necesita. Comentamos el poético pasaje en que el mundo que rodea al Baobab sagrado responde a la llegada del sanador, saludarle con la música del viento en sus hojas, cobrando nueva vida, abrazándolo. Parece que al menos el poder positivo de la magia consiste en crear momentos de auténtica Belleza...

Con la tranquilidad y la confianza que irradia Fama Diagne vamos saltando de la magia a su duro trabajo organizando de cero la biblioteca universitaria. Si lo llego a saber... creo que preferiría trabajar en una biblioteca municipal -me confiesa- para tener más tiempo para leer!. Y al hablar de tiempo se da cuenta de que ya llega tarde a otro compromiso.

Nos despedimos calurosamente y yo me voy con pena del cómodo sofá donde habíamos estado bien rodeados por las fotos de los grandes escritores senegaleses. Y al salir a la luz hiriente de la calle, al calor un poco excesivo recuerdo las últimas palabras del libro

"Mañana, si me encuentras en la calle, no me tengas miedo; a pesar de mis harapos y de mi olor, párate para leer en mi mi mirada la voz interna de mis sufrimientos."

Y me descubro, yo también, haciendo círculos con el dedo sobre mi mano izquierda...

1 comment:

Diego said...

¿En ese sofá habéis estado toda la entrevista? ¡Que corra el aire, César! :-P

¡Muy chula la entrada, otra más!