Wednesday, 28 August 2013

La indomable Ken Bugul, la leona de la literatura africana.

Descalza, con un sencillo bubú blanco con puntitos de colores aparece entre los obreros parsimoniosamente Ken Bugul, como si quisiera fingir una vejez que todavía no la ha alcanzado.

Subimos a su casa, sobria y confortable, con el único "exceso" de un espléndido trono de Benín rodeado de estanterías de libros y comenzamos hablando directamente de su libro "El baobab que enloqueció", de la magia de los baobabs sagrados que protegen y castigan al pueblo que les venera, que ríen, lloran y sueñan con él y de SU baobab (un baobab real y concreto) con el que ella quería identificarse por su solidez, por sus fuertes raíces.

- Yo lo maté. Él murió para que yo pudiera vivir...

No me sirvió de nada conocer ya la historia de su novela, su propia historia. Una niña separada tempranamente y sin explicaciones de su madre. Una joven que tras conseguir viajar a occidente no es capaz de encontrar allí las raíces perdidas. Una mujer que al volver a su país se encuentra con SU baobab, que sigue en pie, que parece seguir con vida, pero...

"Tenía una cita con el baobab, no había acudido y no pude avisarle, no me atreví. Ese encuentro al que falté le provocó una enorme tristeza. Se volvió loco y murió poco tiempo después" (pág 181)

¿Ocurrió de verdad? ¿Puede un Baobab morir de tristeza?

- No UN baobab, EL baobab. En Senegal puedes ver muchos baobabs, árboles como otros cualquiera. Pero en cada pueblo hay un baobab sagrado,un árbol ligado completamente a la vida de la gente de ese pueblo al que conoce y protege. Y cuando de pronto, sin enfermar previamente, muere y cae sobre la tierra, la gente sabe que ha muerto para salvarles de algún peligro. 

En mi caso yo sé que murió para que, después de mi experiencia traumática, yo pudiera comenzar una nueva vida.

Le comento que el libro parece escrito en pleno derrumbe emocional, con una estructura a veces desmembrada que expresa muy bien los sentimientos del personaje. 

- Mientras estaba en Bélgica escribí muy poco, sólo unas notas a modo de nostalgia del pueblo natal, que llevaban también al baobab en el título. Pero el libro lo escribí unos diez años después, tras la terrible experiencia que viví en Francia -maltratada por el hombre al que amaba, narrada posteriormente en "Las cenizas y las brasas"- y de la que volví hecha pedazos.

Unos amigos habían guardado mis notas. Les pedí que me las enviaran pero me dí cuenta que esa ya no era la historia que quería contar, así que el libro lo escribí sin consultarlas. 

Y ¿cómo consiguió "enraizarse" de nuevo? -pregunto petrificado en mi sillón, fascinado por la fuerza de esta valerosa mujer- ¿Intentó recuperar la relación con su madre?

- Tienes que tener en cuenta la importancia del pudor en África. Tú no puedes ir directamente a tu padre o tu madre y decirle que te sientes abandonada o algo así. Existe la figura del tío materno para hablar con tu madre (o la tía paterna para hablar con el padre), pero en mi caso ya estaba muerto, así que no podía recurrir a él.

La relación con mi madre no era fría, pero tampoco era "íntima". Y eso ya no lo pude recuperar. Cuando volví de Bélgica viví con unas amigas, no con ningún familiar, era ya una mujer independiente. Pero por suerte hay otras raíces, otra unión con el pueblo y con la tierra natal...

Por salir de esos recuerdos dolorosos, pero siguiendo con el primer libro, alabo su valentía al tratar el tema de la bisexualidad/homosexualidad al descubrir que su pareja en Bélgica tiene "tendencias homosexuales" y lo compara con un "esclavo de la familia"...

- Pero si la homosexualidad era completamente aceptada antes en Senegal! -me contesta riendo-. Gor-Djigen, como le llamábamos, hombre-mujer, era respetado a pesar de sus maneras -y con toda naturalidad se pone a imitar los gestos y formas de hablar de su "esclavo". Su vis cómica creo que es la menos conocida de esta polifacética mujer, pero llena de momentos desternillantes el resto de la conversación-.

En África seguimos llamando "esclavos" cariñosamente a los descendientes de los verdaderos esclavos que pertenecieron a la familia. O a los primos por parte de padre que teóricamente son nuestros esclavos. Pero a ellos les gusta, es una forma de sentirse "ligados" a la familia. La pertenencia, el tener tu sitio en la sociedad es muy importante.

Por ejemplo, cuando te vayas, mi hija podría venir y decirme -de nuevo el despliegue interpretativo-  "Quién es este badolo, que ha venido a casa a estas horas sin traer ni pan ni nada para invitarnos a desayunar"? -y nos echamos los dos a reír, yo un poco "pillado in fraganti" por la repentina acusación-.

"Badolo" es un término despectivo aunque a veces se diga cariñosamente, para referirse al hombre común, que no tiene casta que no es griot, ni familia real, ni artesano... De hecho los griot para embellecerlo si quisieran sacarte algún dinero cantando tus alabanzas te llamarían "guer", un eufemismo. Como no tienes casta deberías ser un erudito o alguien importante.

Y usted ¿de qué casta es? -pregunto

- Badolo -afirma rotunda y estallamos los dos en carcajadas.

- También hay que tener en cuenta que con la crisis de los ochenta y los duros planes de ajuste estructural del Banco Mundial, Senegal acabó pidiendo dinero a los países árabes que fueron enviando "infiltrados" al país y que trataron de implantar su forma de ver la religión, la sharia... Y es en parte responsable de la "esquizofrenia" que sufre el Senegal actual entre sus propias tradiciones, las distintas versiones del islam y el capitalismo. Es curioso que hablemos de esto ahora en referencia al "Baobab que enloqueció" cuando es el tema del libro que acabo de terminar.

Pero antes de que la conversación se encamine por los senderos de la actualidad no quiero que se me pase preguntarle por la experiencia que cuenta en "Riwan o el camino de arena" en que tras volver de la traumática experiencia en Francia, la mujer "liberada" y occidentalizada se convierte en... la 28ª esposa de un marabout!

- Fue una experiencia maravillosa. Pero no era exactamente una esposa. Un marabout, como cualquier musulmán sólo puede tener cuatro esposas. Una debe ser de la propia familia, otra de una familia erudita, otra de familia real y la última de una familia diferente. Las demás son "taco", que significa "vínculo" ("le lien" en francés) -repite mientras cierra los puños con fuerza para resaltar la importancia de ese "algo" inmaterial que los une.

Yo lo conocía desde pequeña. Y cuando volví de Francia hecha pedazos todo el mundo me rechazó (por eso ahora no digo a casi nadie que estoy aquí, me cuesta olvidar cómo me trataron). Así que acudí a él para recibir ayuda espiritual y él me apoyó y me dió consejos y ternura. Un día me propuso "taco". Pero no tine nada que ver con el sexo, él tenía ya más de noventa años! Yo ni siquiera vivía con él. Iba a verle casi todos los días caminando, por eso el libro se titula "el camino de arena".

Muchas veces el marabout acoge en su casa a mujeres rechazadas por la sociedad y se liga a ellas para valorizarlas, para darles autoestima. Imagínate, no sólo te dice lo que vales sino que elige ligarse a ti. Eso te hace recuperar mucha confianza en ti misma

Además las otras mujeres del marabout me enseñaron muchísimo. A mí, la supuesta mujer "liberada" -retomamos la pantomima- pero que como tantas mujeres en occidente estaba obsesionada con "tener" un hombre, dominada por la idea de posesión y por los celos.

"Mariétou, ocúpate de ti" me decían riéndose de mis historias en occidente, donde todas esperan un príncipe azul "¿Por qué esperar?". Y tenían razón. Compartir la vida con esas mujeres me aportó la paz necesaria para rehacer mi vida leer, escribir y ocuparme de mí misma. 

La conversación deriva hacia los matrimonios burgueses antes en Europa donde los esposos tenían habitaciones separadas, lo que a Ken Bugul le parece indispensable.

- Yo sólo puedo amar a alguien que sea superior a mi en algún aspecto. Que tenga una pasión. O varias. Un músico, un pintor como Picaso (bueno, no, que tenía un carácter demasiado especial) mejor, Dalí. Que no esté pendiente de mi todo el tiempo, que me deje tener mi vida. Lo importante es que cuando estemos juntos, nuestra conversación, nuestro "vínculo" sea algo especial. 

Yo quiero un amante, no un marido -concluye rotunda y sonriente.

Y podría aceptar ser la segunda mujer de alguien?

- Buff -se reclina en la silla- eso es sólo para grandes personalidades, un genio, un Marabout... que sean capaces de ello. Pero sí, si yo puedo hacer mi vida y cuando estemos juntos el vínculo es especial,sí. Me conviene -puntualiza con otra sonrisa un poco irónica.

Es imposible escribir todos los temas que fueron saliendo en la conversación, ni cómo acabamos hablando de encontrarnos en el Himalaya, su gran proyecto.

- Yo voy a subir a la cima del Himalaya, aunque me lleve el resto de mi vida -dice sin alterarse. Y si no fuera Ken Bugul, nadie creería que habla en serio...

Ken Bugul, que en wolof significa "que nadie quiere" (a veces como estratagema para librar a un niño de la muerte temprana que supuestamente le espera) me sienta en el trono de Benín para una foto, me abraza y me acompaña descalza y vigorosa saludando a los obreros por su nombre. Ya no puede ocultar su energía desbordante y cuando una vecina se acerca a contarle sus problemas y pedirle consejo queda claro que su nombre artístico no se corresponde con la realidad del cariño y admiración que despierta.

No se va hasta que, habiéndome dejado dentro del taxi -el taxista es un aspirante a yerno, me informa- me da dos besos y nos damos la mano izquierda para asegurarnos de que volveremos a encontrarnos.

Habrá que ir preparando las botas para el Himalaya...





Friday, 23 August 2013

Sokhna Benga: el dios Roog, el mar y el infierno de la Soledad

El sol inunda las calles cercanas en oleadas como queriendo dar el último empujoncito al mar desde el cercano puerto para que llegue al arrecife urbano en que nos encontramos: la Agencia Nacional de Cuestiones Marítimas y la ventana-rompeolas del despacho de la Directora de Operaciones Marítimas, la polifacética escritora Sokhna Benga.

Ha aceptado acojernos en su refrescante atalaya para charlar sobre su trilogía "Waly, el protegido de Roog". Y empezamos directamente hablando de Roog, el Dios Único serer que raramente aparece mencionado en otras novelas concernientes a esa etnia.

- Siempre me ha maravillado la especificidad y la riqueza de creencias de los serer, desde las historias que me contaba mi abuela. Y me sorprendía cuando la gente hablaba de animismo. Pero si creían en un Dios único antes de la llegada de cristianos y musulmanes! En Dios-Roog y en sus Pangool , los espíritus tutelares -a los que nos hemos referido como Rab o fetiches en otras entradas-, algo así como los santos cristianos. Antepasados que deciden quedarse para proteger la tribu y que pueden adoptar formas de animales como la hiena en el caso de la madre de Waly. Así que me dije que siendo yo serer y escritora, quizá me tocaba a mi escribir sobre esas creencias...

Por aclarar un poco el carácter monoteísta serer le pregunto por Koumba Njaay, la Tierra Madre que en las novelas tiene tanta influencia sobre el personaje, que parece ser la fuente de su poder para tener visiones y que desaparece cuando Waly decide lanzarse a la aventura de navegar por ríos y mares, alejándose de ella...

- Los serer y otros grupos del interior tienen un gran apego a la tierra y a veces un gran miedo al mar, donde ya no les protejen los Pangool (hay gente que se niega a ir siquiera a la isla de Goré!). Pero Koumba Njaay no es una diosa, es un espíritu protector. Eso no quita para que se le puedan hacer sacrificios y se le respete al punto por ejemplo de no poder verter agua caliente sobre ella... 

El origen de los poderes de Waly es algo más complejo, dado el carácter extraño de su nacimiento y la observación de la gente del pueblo de que cuando está él nadie muere por la enfermedad del sueño, empieza a crearse el mito de que "aleja" la enfermedad y de que es "el protegido de Roog".

Intento reponerme al hechizo de este mundo donde el mar es temido y deseado, donde se crean los mitos e intento avanzar un poco más. En la segunda parte -pregunto- parece que Waly y Roog pasan a un segundo plano frente a la aventura de la navegación de cabotaje por los ríos de Senegal y la figura mestiza y arrolladora de el Capitán...

- La historia no es tan simple como nos la quieren contar, no todo es blanco o negro. En los primeros momentos de la colonización hubo muchos contactos y los mestizos tuvieron un papel muy importante en la administración, sobre todo en San Luis. Aunque luego al intentar un grupo imponer su visión y sus intereses sobre los de los demás todo eso se perdiera.  

Yo tengo una gran nostalgia de la historia marítima de Senegal, de su incipiente burguesía del comercio fluvial de la goma y los cacahuetes truncada tempranamente y ahora casi olvidada. Así que tenía muchas ganas de recuperar toda esa atmósfera de marineros, de sus aventuras, del contacto entre tribus diferentes, de los mestizos... 

Situando las novelas entre 1857-1901 esta variedad estaba asegurada, pero uno de los grupos presentados de una forma más sorprendente para el lector son los Ceddo. Contrariamente a la película homónima del gran Ousmane Sembene -en que aparecen como los defensores de la tradición de los antepasados y la libertad frente a la imposición violenta del Islam- aquí son completamente odiados por el personaje, habiendo asesinado a sus padres, y los pinta como borrachos y libertinos...

- Precisamente el mensaje de las tres novelas, la idea fuerza que quería transmitir es que hay que acabar con el odio y los prejuicios. A lo largo de la trilogía van cayendo uno a uno todos los prejuicios del personaje al que me siento muy unida y he cogido un gran cariño.

Los Ceddo son la aristocracia guerrera, presentada por los colonos como amantes del alcohol y las mujeres. Se llaman así no sólo entre la etnia serer y han hecho guerras con casi todo el mundo: blancos, árabes, otros clanes... En la novela además Waly dice que son ellos los que han matado a sus padres pero tambien que "venían de la mar" con lo cual parece imposible que fueran Ceddo. Progresivamente se irá dando cuenta que algunos de sus amigos eran Ceddo, especialmente un personaje que le salva la vida y se convierte en su mentor y que se encarga de su iniciación y circuncisión; pero conociendo su odio, le oculta su verdadera identidad.

Pero también van cayendo sus prejuicios contra los mestizos, haciéndose cargo del hijo de su amiga -violada por el "monsieur"-, se convierte al islam por amor e irá poniendo en duda su concepción fatalista de que "siempre habrá monsieurs" -siempre habrá explotación- tras sus diversas experiencias.

Es difícil mantener el tipo y seguir haciendo preguntas cuando uno queda subyugado por las descripciones precisas y las ideas contundentes de esta flamante y moderna mujer senegalesa amante a la vez del mar y de las buenas historias. Pero como no quiero que se acabe la conversación, le pregunto por el artículo que ha escrito en su blog sobre Ken Bugul, la autora de "El baobab enloquecido"...

- Ken Bugul es una referencia para todas nosotras -como Fama Diagne, también parece encantada de que le haga esa pregunta y poder expresar así su admiración-. Cuando empezé a escribir me entraban dudas sobre la repercusión que podría tener lo que quería contar -me imagino que las historias de prostitución y adulterio de otras novelas-. Entonces leí a Ken Bugul y desaparecieron todos mis miedos. Fue tan atrevida para su época... -aborda entre otros el tema de la bisexualidad-. Si ella podía decir todo eso, yo podía escribir  lo que me diera la gana!

Terminamos la entrevista alabando de nuevo la riqueza de la cultura serer, de Roog y su función discreta y solitaria como Vigilante del Destino -que siempre se cumple, indefectiblemente- y en sus diferencias también con las grandes religiones monoteístas

- El infierno serer, por ejemplo, no está hecho de fuego, sino de la más absoluta Soledad...

Así que cuando salgo a la calle ya no me molesta el calor, y me dejo llevar por las oleadas de luz que me acercan al resto de los marineros urbanos que paseamos cerca del arrecife secreto...








Tuesday, 20 August 2013

Fama Diagne Sène: una luz en las tinieblas de la locura

"La enfermedad me ha abierto los ojos, porque el hecho de ser dejada de lado me ha permitido coger distancia para juzgar a las personas y su forma de vida.

La corrupción ha vuelto superflua toda conciencia profesional. Los niños, dejados a ellos mismos, vagabundean por las calles tentados en cada momento por el crimen. Ya no hay necesidad de ser pobre para mendigar. El jom -abnegación-, el famoso jom nos abandona.

Por la calle ya no vemos en las caras esa risa contagiosa que surgía de la amistad. La risa ahora es interesada, se compra y se vende. Sonreímos al alcalde, al jefe, al diputado, al rico... Nos hemos vuelto un pueblo disperso, sin raíces, vencido por la brujería, el marabutaje, el enchufismo, la hipocresía, la mentira, la prostitución, la dependencia, la sumisión, la mezquindad, la vulgaridad, el servilismo, la bajeza rampante, el el envilecimiento...

Este pueblo no es aquel del que yo estaba tan orgullosa antes." (Canto de Tinieblas pág 112)

Con esta dura crítica de la protagonista de su libro, abrimos la conversación con la encantadora Fama Diagne Sène en cuanto nos acomodamos en los sofás de la luminosa Asociación de Escritores de Senegal.



Después de hablar de los momentos de gran lucidez que todo enfermo mental tiene me explica que, en contra del mito de que en África el enfermo mental es mejor tratado que en Occidente

- En África muchas veces al enfermo mental se le esconde. Puedes llegar a un pueblo, pasar unos días y creer que en él no hay ningún enfermo mental pero resulta que está encerrado en una casa sin poder salir. Muchas veces se recurre a hechiceros o marabouts en los que se cree ciegamente pero que la mayoría de las veces no consiguen la curación. Y nunca se le pregunta a la persona enferma qué le pasa, qué siente, qué necesita...  Para eso escribí el libro, para que se escuchase su voz interior.

Aprovecho para comentar que aunque en el libro se mantiene todo el tiempo la ambiguedad sobre la existencia real de los djines, el poder de los marabouts, la magia... se da más credibilidad a la posibilidad de que la causa de la locura de la protagonista sea un líquido preparado por un marabout a petición de la madre contra su tiránica cuñada que ha venido a vivir a la casa. La cuñada se da cuenta y para vengarse le prepara su postre favorito a la hija, mezclándolo con el líquido maldito... Sin embargo el gran sanador no consigue curarla. Parece querer decir que hay más poder para hacer el Mal que para hacer el Bien...

- Desgraciadamente es así. Como africanos vivimos... -y mientras busca las palabras comienza a describir pensativamente círculos con el dedo sobre la palma de la mano izquierda- vivimos en contacto permanente con la naturaleza, rodeados por la naturaleza. Pero ¿qué sacamos de esa relación especial? En Occidente se toma distancia de la naturaleza, se la analiza y se la controla para fabricar medicinas, también armas claro; pero ¿y nosotros? 

Si te fijas, los pueblos de la etnia serer, una de las que más firmemente ha conservado sus tradiciones son los más pobres de Senegal. En algunos pueblos el Marabout ha lanzado una maldición diciendo que el que construya una casa de más de un piso moriría. Y así ha pasado con los pocos que lo han intentado... La gente pide a los hechiceros que "aparten" a otros de su camino al poder o a la riqueza y se ven casos con consecuencias terribles. Pero a parte del uso de plantas medicinales no vemos esos poderes usados para hacer el Bien...

Es impresionante cómo esta mujer de sonrisa envolvente, acojedora, permanente, puede ser tan crítica con la sociedad que le rodea, manteniendo sin embargo firmemente sus creencias y su amor por su tierra

- Yo no podría vivir fuera de África. A Suiza fui sólo para estudiar. Me faltarían los árboles, la arena, las mujeres con los niños a la espalda, todas esas cosas que son las que me inspiran para escribir. Pero creo que es mejor decir la verdad para que podamos mejorar.

Sale también en la conversación Ken Bugul, su escritora favorita y una de las mías y le pregunto si el "baobab solitario" que sirve de refugio a la protagonista es una referencia a "El baobab enloquecido" (como en la frase al recordar su vida "el árbol estaba muerto a penas plantado" que me recuerda al final del libro de Ken en que cuando por fin vuelve a Senegal su baobab ya está muerto aunque no lo parezca...), o si es una metáfora de áfrica o pura coincidencia...

- Es curioso cómo a veces operan las cosas en el subconsciente. Yo buscaba un árbol fuerte, robusto, que pudiera acojer a la protagonista. Con mi bagaje y me experiencia personal no podría ser otro que el baobab. Y no olvides que en otras regiones de Senegal tienen otros árboles sagrados... No, no hacía alusión al libro de Ken Bugul, al menos no de forma consciente.

Hablamos de la casa rural aislada del segundo sanador donde han recluído a la protagonista con otros enfermos mentales con los que forman otra "familia" pero donde la comunicación acaba siendo aún peor que en la primera y siguen sin seguirle preguntando a ella qué le pasa, qué siente, qué necesita. Comentamos el poético pasaje en que el mundo que rodea al Baobab sagrado responde a la llegada del sanador, saludarle con la música del viento en sus hojas, cobrando nueva vida, abrazándolo. Parece que al menos el poder positivo de la magia consiste en crear momentos de auténtica Belleza...

Con la tranquilidad y la confianza que irradia Fama Diagne vamos saltando de la magia a su duro trabajo organizando de cero la biblioteca universitaria. Si lo llego a saber... creo que preferiría trabajar en una biblioteca municipal -me confiesa- para tener más tiempo para leer!. Y al hablar de tiempo se da cuenta de que ya llega tarde a otro compromiso.

Nos despedimos calurosamente y yo me voy con pena del cómodo sofá donde habíamos estado bien rodeados por las fotos de los grandes escritores senegaleses. Y al salir a la luz hiriente de la calle, al calor un poco excesivo recuerdo las últimas palabras del libro

"Mañana, si me encuentras en la calle, no me tengas miedo; a pesar de mis harapos y de mi olor, párate para leer en mi mi mirada la voz interna de mis sufrimientos."

Y me descubro, yo también, haciendo círculos con el dedo sobre mi mano izquierda...

Seydi Sow, los djines y la "Reina de las Brujas"

En nuestro viaje al corazón mágico de Senegal nos faltaba hablar de unos compañeros inseparables en la vida de los senegaleses, sus seres invisibles por excelencia: los djines (o genios). Y lo vamos a hacer de la mano del polifacético escritor (técnico sanitario, editor, profesor...) Seyidi Sow y su fascinante trilogía sobre "La Reina de las Brujas".


Este hombre entrañable cuyo topi (gorro) puede adoptar posturas tan inverosímiles en su cabeza como él mismo durante nuestra conversación, pasando del más estricto cientificismo a la más completa aceptación de todo lo relativo al mundo invisible del que parece tener una experiencia personal, nos advierte:

- La Xalwa -retiro místico para la invocación de un djin o un ángel- es sólo para iniciados e implica un gran desgaste físico y un gran peligro pues si pierdes la concentración o te dejas llevar por el pánico provocado por las formas monstruosas que adopta el djin, puedes sufrir consecuencias fatales... Yo mismo pasé en cama un mes entero al término de una Xalwa y sólo al cabo de ese mes empecé a recuperarme...

Pero antes de profundizar en el conocimiento de estos seres, Seyidi hace mención al monumento literario del Cheikh Hamidou Kane para explicarnos un aspecto especialmente difícil de la cultura de su país. Tras la colonización árabe y la simbiosis cultural con el islam, resulta traumático o prácticamente imposible una nueva simbiosis, esta vez con la mentalidad occidental. Escuchamos al sabio Marabou que protagoniza su novela

"Ciertamente, el autor de "La aventura ambigua" no lo dice, pero todos sabemos que el Corán es primero árabe. Se trata por tanto de otra cultura -o el sustrato de una cultura extranjera a la nuestra- , aunque sea de carácter universal. La "Casa Ardiente" donde se dispensa ese sustrato, digamos el Corán, llega a ser finalmente una armonía que marca o conjuga la simbiosis de dos pueblos distintos. Al lado de su maestro, Samba Diallo aprende ese resumen de dos culturas bien imbricadas la una en la otra, habiendo sin embargo conservado cada una algo de ella misma. 
(...)
Antes de ir a Europa, Samba Diallo había ya culminado una primera matamorfosis. Lógicamente, no podía ya completar una segunda mutación. He aquí las razones que me han llevado a decir que su aventura no podía ser otra cosa que una tragedia."  (pág 16)

- El Corán te enseña a sufrir -afirma tajante- Por eso el maestro de las escuelas coránicas debe vivir en la miseria y tradicionalmente sus alumnos debían mendigar para conseguir alimento, recordando a los ciudadanos la cercanía de la muerte. Esto crea muchas tensiones con el mundo moderno que tenemos que aprender a resolver.

Sin embargo esa mezcla es la realidad cotidiana de la mayoría de los senegales, y Seyidi mismo me habla todo el rato de ciencia, de física cuántica y de otros fenómenos invisibles registrados por la ciencia para justificar la existencia de los seres invisibles. Así que ya podemos entender mejor que la llegada del islam, aunque reconocía su existencia, colocaba a los djines en un estatus similar al de los hombres, no al de los dioses como las sociedades tradicionales africanas.

Imagino que lo estaréis flipando con la complejidad de la creencia en unos seres que para la mayoría de los occidentales son pura fantasía pero que "son parte del dogma del Islam" como nos recuerda Laforgue que además nos explica

"Los djinn están hechos de fuego, los hombres de arcilla y los ángeles de luz. La tradición hace remontar su creación a mil años antes que la de Adán."

O sea que mil años antes que nosotros ya existían estos seres que nos cuadriplican en número y que según otros autores pueden predecir con precisión hechos que ocurrirán dentro de miles de años pero que no pueden recordar lo que pasó ayer, al contrario que los humanos, por lo que podemos sernos de gran ayuda mutuamente. Los hay buenos y malos, musulmanes y no musulmanes (!), tienes sus ciudades y sus guerras, e incluso pueden tener relaciones "carnales" con los humanos. De hecho en San Luis me contaron la historia de un hombre que decía ser hijo del djin femenino protector de la ciudad y lo demostraba lanzando un anillo a las profundidades de las aguas turbias del río, recuperándolo tras breves instantes de buceo...

En su libro, Seydi Sow va un paso más allá. Nos presenta un ser, la Reina de las Brujas que es la viva imagen del mal (su poder parece venir directamente del diablo) y que tiene atemorizados a los propios djines a cuya ciudad a causado males terribles. El gran Marabou que personifica la Bondad, la descubre intentando robar, a través de sus sombras, el alma de varios habitantes del pueblo.

-Muchos de nosotros creemos -nos confirma Seydi Sow- que si nos roban la sombra, nos roban el alma.

Un ejemplo más de esta compleja simbiosis cultural de la que hablábamos. Varias culturas africanas creen que a parte del Ni, alma o fuerza vital heredada de un difunto del que recibimos el nombre, tenemos el Dya sombra y doble. Es la base del vudú en la que si dañan una parte de tu doble te dañan a ti, de la creencia en que todos tenemos una estrella que nos representa en el cielo y que se extingue a nuestra muerte, de los viajes astrales...

"La Reina de las Brujas" es pues el eterno combate del Bien contra el Mal, de la grandeza de sacrificarse por los demás contra la codicia y el ansia de poder. Dando así a los jóvenes que parecen ser el objetivo principal del escritor, un ejemplo vital que poder seguir. Ya que a Thierno, el sabio Marabou de la novela y hombre de nuestro tiempo

"El que los tiempos cambiaran no le hacía ningún mal, porque el ser no es más que una flor a la que fecunda el polen que viene de lejos (...) Lo que le hacía mal era que creyeran que toda realidad no demostrada no pueda ser verdadera." (pág 82) 

Y para el que el conocimiento, a parte del Corán, viene de lo que nos rodea, de la propia arena que nos reconforta que calienta y casi acaricia nuestros pies como en la novela de Ken Bugul. Salvo cuando los hombres luchan por la posesión de la tierra, Thierno nos recuerda que 

"Para ellos, la arena era mito y filosofía. A menudo ayuda a comprender el mundo. Es el mundo. El elemento que explica y justifica toda vida." (pág 87)

Así que os dejo paseando con mis chanclas por las cálidas y sabias arenas de mi tranquilo barrio de Guédiawaye, entre amigos, djines y ángeles protectores, con decenas de niños gritando mi nombre para que juegue con ellos y tal vez preparar nuestra próxima batalla en el eterno combate del Bien contra el Mal...







 










Wednesday, 14 August 2013

Magia para principiantes: El griot (o La magia de las palabras)

Llegamos al final de nuestra aventura.

(Oooooo Escucho desde aquí vuestros gritos de decepción. Pero me refiero sólo a nuestra aventura... en los pueblos tradicionales de Senegal ;-))

Tras pasar la noche en comisaría...

(Si no os calláis un poco no puedo continuar, cómo estáis hoy! Pero es verdad que me he adelantado. Retrocedo)

Cuando nos despedirnos de la gente del pueblo que tan bien nos habían tratado, partimos sin El Luchador que ya purificado por los baños rituales, protegido por su grigrí y haciendo honor a su carácter impetuoso ("todos los luchadores estáis locos" le dijo a modo de saludo el hechicero!) se volvío a Dakar con la esperanza de recuperar a su esposa y de que no le encuentren otra vez vestido de mujer diciendo cosas raras en el río...

El único problema era que desde la noche anterior me había quedado sin agua mineral y estaba bebiendo el agua del pozo hervida en la vieja marmita (con restos de todos sus sabores) que previamente habían "filtrado" por deferencia a mí, con la primera camiseta que pillaron a mano. Entre eso y el sabor a ahumado por la leña, beber ese agua era... era... lo contrario a un anuncio de cocacola, por decirlo suavemente. Así que cuando llegamos a Fatick y vi un cajero automático (además nos habíamos quedado sin dinero jeje) me avalancé sobre él y lo primero que hice al salir fue verter alegremente a los cuatro vientos el delicioso líquido al grito de "somos ricos" y "adiós miserias" entre las carcajadas de Pape.

Anécdotas del viaje. Pero no por eso nos metieron en comisaría! Simplemente Pape se encontró a un amigo que le tocaba hacer guardia esa noche en la comisaría y como estaba solo nos quedamos a tomar té con él y a dormir "encerrados" en la mosquitera policial.

(Ya me centro ya, hablemos de los juglares africanos, los grandes contadores de historias, de sagas familiares... los griots!)

Toca levantarnos pronto porque hoy llegaremos por fin a Diakhaw, la histórica capital del Reino de Sine, (de la etnia serer) de cuya familia real desciende... mi amigo Pape! Y como somos de la familia, entramos al recinto de los antiguos palacios, rodeando el Baobab central y las tumbas de los míticos reyes que governaron esta región desde el siglo XIV. Pero no veníamos a ver tumbas. Veníamos a ver a esta entrañable mujer


 Nada menos que la princesa Coumbody, hija de Mahecor, el último rey de Sine. Y que como podéis ver en la foto... se parece a su padre!


Es enternecedor escuchar a esta mujer decir que durante toda su infancia no pudo llorar. Pero no por obligaciones del cargo, sino porque "mi padre era tan bueno, nos quería tanto, que ordenaba que tuviésemos todo lo que deseáramos: vestidos, golosinas, juguetes... Y recuerdo cómo el griot me sentaba en sus rodillas y me contaba historias maravillosas hasta que me dormía. Es sólo ahora, si pienso en que mis hijos y mis nietos ya no podrán disfrutar esa felicidad tan completa que yo viví, cuando me entran ganas de llorar..."

Y sólo por no permitir que el mar se escapase de los preciosos ojos azules de esta última princesa de leyenda, saco el móvil para enseñarle la foto de su prima, la abuela de Pape (a la que fuimos a pedir permiso en Dakar para acudir a los rituales y que nos propuso el "dulce" sacrificio de invitar a comer a los niños del barrio).Cual no fué mi sorpresa cuando veo que me coje el móvil y se pone a darle besos a la pantalla entre expresiones de felicidad. (Eso lo podría haber hecho la Elvi, mi abuela, perfectamente ;-))

Pero cuando salimos de sus recuerdos y del palacio en busca de N´deye Faye, una griot que nos habían recomendado por sus especiales dotes musicales, no nos podíamos imaginar que nos fuera a cantar precisamente la historia de Coumbody, la última princesa de Sine!!!

Pape está francamente emocionado. No se creía que iba a conseguir que se reunieran las mejores mujeres griots de la histórica capital para cantar las proezas de su familia. Y la magia de esas palabras y de esa música toca una fibra secreta en su interior, una fibra que lo une a sus antepasados, a su tierra y. si me permitís, a la milenaria tradición oral del continente africano (y de la Humanidad!).

La enérgica voz de N´deye Faye revive frente a nosotros, no sólo al sabio rey Mahecor, sino a la madre de Coumbody, y al padre de su madre que luchó por las creencias de sus antepasados y por la libertad en la cruenta batalla contra los musulmanes que querían imponer su religión. Su voz, reforzada por su compañera de la derecha, repetida en un eco envolvente por las otras dos, es como si proyectara frente a nosotros la película Ceddo, del genial cineasta senegalés Ousmane Sembène (tenéis que ver Xala, por cierto).

Y al terminar, ella también rememorando su infancia, nos cuenta cómo su padre (último griot oficial de un rey de Sine) salía de casa temprano reuniendo con la música de su tambor al resto de los griots de la realeza para cantar a las puertas del palacio, al que sin embargo no tenían permiso de entrar. O cómo su abuelo la despertaba a veces en plena noche para comprobar que se sabía las genealogías que habían estudiado durante el día. "Pero a mi lo que me gustaba era ayudar a las mujeres griots de la familia para aprender sus canciones y luego divertirnos cantándolas juntas".

"Me casé y me fui a vivir con mi marido, también un griot maravilloso, pero sin trabajar yo como griot. Fue sólo a la muerte de mi marido, para alimentar a mis hijos, que volví a recordar las viejas palabras y los viejos ritmos, y empecé a cantar en las bodas o bautizos de las familias a las que la mía estaba ligada como griot. Y cada vez que canto y reviven las viejas historias, siento la misma alegría que cuando era niña. Creo que siempre he querido ser Griot..."

Nos despedimos todos encantados y al salir Pape, todavía impresionado, me dice que no sabe cómo me he atrevido a preguntarle por los "enterramientos" en el interior del baobab. Esto es uno de los hechos más enigmáticos de la "casta" de los griots. Tan próximos a la realeza pero a la vez con muchas normas que les recordasen que pertenecían a una casta inferior. En el entorno de la familia real nos habían contado que si un griot era enterrado como los demás, la tierra se volvería estéril. Algo que no me han conseguido confirmar si tiene un sentido despectivo. Pero la version de N´deye es bien diferente

"Sólo los más grandes griots, tenían derecho a su muerte a que su cuerpo fuera cobijado en el interior del tronco del Baobab Sagrado." Y parece que la generación de sus abuelos fue la última en poder disponer de ese honor. 

Así que yo sonrío a Pape y me voy pensando que sólo los grandes poetas, los que tienen el poder de hacer vivir de nuevo las grandes proezas de los antepasados, son dignos de estar tan cerca de su Dios, abrazados por el Baobab Sagrado...






Monday, 12 August 2013

Magia para principiantes: El Marabout (o Morabito)

Amanece un nuevo día en nuestro entrañable pueblo de la región de Fatick. Todavía nos acompañan en el recuerdo la placidez del baño ritual bajo el Baobab Sagrado, el ritmo sosegado del trabajo en ese campo que parece pintar de verde un cuadro infinito, las historias fantásticas contadas por los niños a la luz de las estrellas... Pero para asegurar la curación de nuestro amigo el Luchador,  hoy nos toca echar a andar temprano para llegar a la casa del hombre más reputado de la región en cuestión de males de ojo, hechizos y maldiciones...

El Marabout (en francés) o Morabito (en español) es en su sentido original musulmán un hombre famoso por su santidad, pero en el áfrica subsahariana es una especie de cajón de sastre que puede nombrar al curandero, adivino, hechicero, al conocedor del poder esotérico del Corán o del culto de los antepasados, al que obedecen los djines... o frecuentemente todo esto a la vez, como es el caso de GUÉTHE DIOUF, el poderoso marabout de Sobén.

Pero como teníamos que esperar un poco antes de que pudiera atendernos, nos dimos una vuelta por el pueblo y fuimos a visitar a una vieja adivina que conocía Pape. La alegría que emanaba de su ojo sano, de un azul como de mar en calma, y de su contagiosa sonrisa nos hicieron sentirnos cómodos en seguida. Y ella, tras terminar los saludos oficiales, sacó unas conchas de un pequeño recipiente de mimbre y las lanzó sobre la estera. Eran 16 pero todas menos una se quedaron pegadas como por un imán y la otra salió disparada... hacia mí!

 - Parece que eres tú el que tiene alguna pregunta -me dice sonriendo

Como casi siempre, yo pregunto por amores que es más interesante pero ella decide hacerlo un poco más completo. Vuelve a lanzar las conchas con un grácil giro de muñeca y esta vez se quedan todas tranquilamente panza arriba formando una especie de corro. Ella levanta los brazos exclamando Alhamdulila (gracias a Dios) y todos se apresuran a pasar la mano sobre las conchas. Ante mi cara de sorpresa me explican que es muy raro que hagan eso y que significa MUY buena suerte y que por eso las tocan, para que se les pegue un poco. En la siguiente tirada se separan ya, adoptando una forma geométrica como de cuadrados. Me explica que eso será mi lugar de trabajo en el que parece que todas las cosas están en perfecto orden y armonía presagiando felicidad. (A mi ya me tranquiliza simplemente el hecho de que me vea trabajando ;-))

- ¿¿Y de amores?? -insisto yo, para que no se le olvide

Así que en la nueva tirada ya entrando en harina, las conchas empiezan a hacer cosas muy raras colocándose unas encima de otras. Ella empieza a medir distancias respecto de una de ellas (que supuestamente me representa a mi) aparta algunas, piensa, sonríe y finalmente me dice que mi único problema es... Que tengo demasiadas mujeres enamoradas de mi!! Ah bueno, si es sólo eso... pienso yo jeje

Ella pasa a explicarme el sacrificio que tengo que hacer para que las mujeres que no son la que más me conviene se alejen de mi y pueda casarme pronto con la persona indicada. Le agradezco mucho sus consejos para alejar mujeres -que no tengo ninguna intención de cumplir, claro ;-)- Y salgo muy contento con mis nuevos "problemas" y con mi nueva amiga adivina que se despine llenándome con su mirada azul y con una última profecía: Te veo volviendo a Senegal... Y te pido que no se te olvide hacerme otra visita



 Pero lo importante sigue siendo el problema de nuestro amigo el Luchador. Como me explicaba en su despacho inundado de libros el profesor Ibrahima Sow y comenta en su libro, "El mundo mágico está hecho de angustia, donde a los ataques reales o imaginarios responden siempre contrataques"*  proporcionados por el marabout. ¿Y de dónde vienen esos ataques? -preguntaréis. Pues o bien de los Rab (dioses de los ancestros) como el que nos bendijo en nuestro baño bajo el Baobab Sagrado; sobre todo en conflictos genealógicos o por insatisfacción de los antepasados. O bien de los terroríficos Dëmms (brujos/as comedores de almas) al parecer relacionados con el miedo a la desintegración de la personalidad. O finalmente de los propios Marabouts que actuarían a petición de algún enemigo, como es el caso -según él, claro- de nuestro amigo el Luchador, hechizado por un marabout a petición de su suegra que no quiere que siga casado con su hija.

Si ya os he acojonado bastante, es momento de que -tras descansar del sol abrasador del largo camino- entremos en los aposentos del Marabout y le veáis preparar su "poción" en la "marmita"... a los más valientes os dejo que intentéis buscar al ser rodeado de luz que se aparece a la izquierda de la imagen. Pero a los demás no digáis que no os avisé!



Cuál no sería mi sorpresa cuando, tras mezclar en la marmita los cuatro elementos: el Agua, la Tierra con distintas arenas y polvos vegetales, Fuego con cerillas encendidas y finalmente Aire, batiendo enérgicamente el contenido tras añadir el último y más poderoso ingrediente secreto protector contra los ataques... nos teníamos que bañar con semejante mejunje! Previamente tuve que pasar el cuerpo cuatro veces por una cuerda con los extremos anudados (imagino que para "cortar" las malas influencias que trajésemos) y no pude ducharme hasta el día siguiente a pesar del intenso picor acompañante...

Y todavía quedaba algo más. Tenía que prepararnos un gri-gri (talismán) personalizado. En este caso utilizó una de las técnicas más populares, la de los nudos. Previamente a tensarlos el marabout, mediante su aliento o su saliva, les insufla de su poder recitando los encantamientos pertinentes a los deseos de su futuro portador que estará así protegido... siempre que lo lleve puesto! Por cierto, si estáis atentos podéis oír mi nombre entre la letanía de invocaciones.


Antes de irnos y mientras nos preparaba "el kit del marabout" con distintos remedios que os enseñaré cuando llegue a España, intenté sonsacarle de dónde venía su poder. Del Corán? De los djines? De los dioses de los antepasados??? Tras acompañar un largo silencio con una sonrisa maliciosa me respondió

- De todo eso junto

Pues nada. Con sus secretos a salvo, protegidos ya contra tan diversas fuerzas maléficas con los debidos remedios y tras la obligada discusión sobre el precio, nos toca volver de nuevo al sol abrasador. Me imagino que antes os gustaría saber algo más de esas criaturas diferentes a los humanos y mencionadas en el Corán, los djines, pero "esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión" ;-)





* IBRAHIMA SOW, 2008: "La symbolique de l´imaginaire" pág 133




Sunday, 11 August 2013

Magia para principiantes: El Baobab Sagrado

Amanece en la región de Fatick y con el canto de los gallos y el movimiento que comienza en la concesión familiar, nos vamos despertando los tres integrantes de esta expedición y saliendo los tres de la única cama con mosquitera.

En el desayuno nos informan que ya han hablado con el guardián de la serpiente sagrada, el anciano encargado de los rituales bajo el  Baobab Sagrado

- Es tan viejo que cuando hable te va a parecer que puede morirse al final de cada frase - suelta Pap para dar una nota de humor mientras mete la mano en el bol de central.

 Quizá venga bien aclarar que para la tradición Senegalesa algunos árboles son residencias oficiales de muchos seres sobrenaturales como los djines, pero especialmente el baobab es el nexo con los antepasados: Es el lugar donde ellos a su vez venían a hacer sacrificios a sus dioses protectores. Así, a dierencia del África del Este y del Sur donde se invoca directamente a los ancestros -que a veces incluso "hablan" a través del chamán en estado de trance-, aquí se invoca al mismo dios o fetiche que les protegía y que se erige así también en intermediario con el mundo de los antepasados.

Pero la pregunta sigue en el aire, ¿Va a dejar que un blanco asista a los rituales a los que -según me cuentan- ningún toubab ha asistido jamás? 

No tenemos mucho tiempo para elocubraciones porque enseguida vienen a informarnos que el anciano ya nos espera en el Baobab Sagrado


 De nuevo Pape tiene que hacer alarde de su ternura y su diplomacia para convencer al anciano que sólo accede cuando Pape acepta asumir -no sin temor- las consecuencias que pudieran derivarse de esta transgresión.

Así que les sigo bajo el Baobab donde primero para Pape y luego para el Luchador, el Guardián abrirá el pequeño chamizo de paja donde se guardan las calabazas que contienen el agua mezclada con los sacrificios ofrecidos al fetiche; se dirigirá directamente al dios pronunciando el nombre y la familia de la persona que va a realizar el baño ritual, pidiéndole primero permiso y luego su protección y bendición. Pero intentemos acercarnos un poco...

 La solemnidad de la situación se percibe en el delicado sonido de las hojas del baobab, en el silencio mientras Pape se retira tras el biombo para realizar el baño sagrado en el que no puede mojarse el pelo ni la cara siguiendo las normas de la tradición. Y tras él el Luchador, verdadero motivo de este viaje al corazón de Senegal, para curarse de ese brote de locura supuestamente enviado por un marabout a petición de su suegra para provocar el divorcio.

Todo parece haber terminado con éxito, pero el anciano sigue sin levantarse del baobab y nos sorprende a todos con la pregunta

- ¿El toubab quiere recibir la bendición de Loungoulgne?

Todos se quedan en silencio y se vuelven hacia mi. Esto no estaba previsto. Esperábamos que me dejara ver el ritual, pero no se nos pasaba por la cabeza que me dejara realizarlo. Acepto encantado aunque -me explican- primero le pedirá permiso al fetiche que si se niega se manifestará de alguna manera, por ejemplo tiñendo del rojo de la sangre de los sacrificios el agua de la calabaza.

Asiento de nuevo con la cabeza, le dejo la cámara a Pape y me acerco, ahora como solicitante, al Baobab Sagrado que sigue bañado de luz.



Todo se desarrolla sin problemas. El agua no se tiñe de sangre, así que el dios ha aceptado que yo haga el ritual. Tras las palabras del anciano me dirjo al biombo de madera sobre el que dejo mi ropa y me baño en el orden que me han indicado. Aunque un poco nervioso, siento como si me bañara a la vez con el agua y con los rayos del sol que parecen vertise cálidos y generosos sobre nosotros aportando también sus bendiciones.

La ceremonia ha terminado y al intentar agradecerle al anciano su ofrecimiento con mis recién aprendidas palabras en Serer -aquí ya no se habla wolof- estalla en carcajadas y nos vuelve a contar aparentemente emocionado que es la primera vez en su vida que el o sus antepasados permiten a un blanco realizar el ritual. Parece realmente contento y aliviado de que todo haya salido bien.

Y ya purificados por el ritual, salimos a pasear por los campos que parecen compartir el encanto de su baobab sagrado. Ese verde límpido, con algo de primordial parece envolver a los hombres que trabajan la tierra acompañados por sus hijos en una estampa soberbia en esta planicie infinita


Y poco a poco llega la noche, y de nuevo las historias, pero esta vez vamos a la casa de la vecina famosa por su habilidad como narradora. La sorpresa es que -a parte de ofrecerme en matrimonio a una de sus jóvenes hijas- son los niños los que, uno a uno, situándose en el centro del grupo y siguiendo las indicaciones de la madre van contando los cuentos de la astuta liebre que engaña al conejo haciéndole unas trenzas pero trenzando el pelo con las ramas o el del padre que al intentar imponer la norma de que nadie que no llegue a la hora puede comer es él el que se queda sin probar bocado o...

Y todos ellos en una mezcla de serer traducido al zolof y luego al francésm intentando conservar las canciones y los gestos y la magia...


Con estas historias llegan la noche y los sueños. 

Y me acuerdo del sacrificio que tuve que hacer antes de comenzar el viaje invitando a los niños del barrio. 

Y justo antes de dormirme me entra la duda de si estos niños no serán el verdadero dios del baobab sagrado...


Magia para principiantes: El Viaje

Tiembla Harry Potter.

Si seguís leyendo estas entradas vais a viajar a pueblos recónditos del interior de Senegal, vais a entrar en contacto con los viejos dioses de sus antepasados, conoceréis a sus adivinos, entraréis en la botica de sus hechiceros y, por la noche, oirés las viejas historias de sus reyes; algunos tan sanguinarios y poderosos que sólo pudieron alejarlos de la ciudad hasta que desaparecieron para siempre en el bosque sagrado... Quizá, después de todo esto no sea magia para "principiantes" ;-)

La aventura comenzó una mañana cuando al levantarme vi que en el salón estaba la familia un poco más seria que de costumbre y un primo que ya conocía pero esta vez completamente "achorrado" en el sofá, carente de expresión y que me da mecánicamente la mano sin decir nada. Será el ramadán -pienso- y me voy a la ducha. Pero al volver veo cada vez más vecinos en el salón y recibo respuestas evasivas, así que salgo a buscar a mi amigo para que me aclare el misterio.

Resulta que el primo, un fornido luchador de lucha senegalesa, actualmente sin trabajo, manteniendo a duras penas su club de fans pero con la mujer y las hijas viviendo en casa de sus padres y pidiendo el divorcio, esa mañana sin previo aviso se lo habían encontrado rebuscando algo a orillas del río vestido completamente... de mujer!!

Así que mientras yo dormía, habían quemado en casa unas ramas que espantan al diablo y para cuando yo me desperté ni vi al diablo ni el luchador estaba vestido de mujer; estaba simplemente catatónico. Poco a poco, tras encerrarle en su habitación, se fue recuperando. Y aunque no recordaba nada de lo ocurrido esa mañana, se reía cuando se lo contaban y decía algo así como

- Eso es la cabrona de mi suegra que ha pedido a un marabou que me hechize para que mi mujer se divorcie de mi.

Dejando de lado la necesidad o no de un hechicero para que su mujer le pida el divorcio, la pregunta es ¿Y ahora, qué hay que hacer???

- Tenemos que ir al pueblo de nuestros ancestros para pedir la protección de su dios -ellos dicen fetiche-

- Y yo... puedo ir?? -pregunto sin poder contenerme

Aunque me respondieron que sí al instante, al ser blanco, el caso era más complicado de lo que parecía y primero teníamos que hablar con la persona más anciana del pueblo que quedaba en Dakar. En este caso por suerte Djike, la entrañable abuela materna de Pape


En la vivaz conversación que siguió a los saludos iniciales y tras contarle nuestro propósito, yo no paraba de oír tras el nombre del fetiche bugul toubabs que curiosamente sabía lo que significaba: Al dios de nuestros antepasados no le gustan los blancos. (Y  no le culpo) Mi amigo Pape haciendo uso de toda su amabilidad y diplomacia le explicaba que yo era ya parte de la familia y que seguro que había alguna forma de hacer una excepción; Djike no parecía convencida y le contaba ejemplos de otro pueblo donde una monja había salido espantada tras ver al dios en su forma animal venir hacia ella por acercarse al baobab sagrado...

Para distender un poco la conversación le contamos anécdotas de la familia y le sacamos fotos -como la de arriba- que le encantan. Así que cuando digo todo lo que se decir en wolof se ablanda finalmente y me dice que antes de salir de Dakar haga un sacrificio al fetiche para anunciarle mi llegada.

Un sacrificio!

Ya me veía yo en plena capital blandiendo un cuchillo para degollar a un gallo en el lugar indicado... pero no. Fue bastante más sencillo. Como resulta que al dios le gustan los niños, el sacrificio consisitía en preparar una especie de arroz con leche pero sin arroz e invitar a los niños del barrio. En realidad, el día del viaje, sólo hubo que salir a la pueta a decirlo una vez y en unos instantes el bol ya estaba limpio como una patena ;-)


Así que esperando que esto fuera suficiente y luchando como podíamos con la lluvia torrencial que se desató, nos pusimos en marcha. Todo era ligeramente más extraño de lo normal como este hombre aue nos encontramos con un dedo gigante



Ya en el autobús, cuando mis dos compañeros dormían y yo contemplaba el paisaje que se hacía cada vez más verde y salvaje a medida que nos adentrábamos en el interior de Senegal...

Boooom!!!

Una rueda había estallado justo debajo de nuestros asientos!



Estábamos todos sanos y salvos, pero... Era esto un mal presagio?

Para responder a la pregunta nos alejamos un poco y El luchador, sacó unas conchas del bolso, las lanzó tres veces sobre la arena y tras señalar dos que estaban en paralelo pero en direcciones contrarias nos explicaba que simbolizaban la partida y el regreso y que la disposicion de las otras conchas entre medias presagiaba el éxito de nuestros propósitos.

Así que continuamos el viaje, ahora todos despiertos. Y tras llegar a la parada de la región de Fatick tuvimos que coger unas motos para llegar -por los senderos de tierra rodeados de baobabs y de campos de un verde fresco y exhuberante- hasta el encantador pueblo de los antepasados.

Sin electricidad ni agua corriente pero con una impresionante amabilidad y la acojedora belleza de las paredes de barro y los mullidos techos de paja rodeandonos en el patio central de la concesión familiar se fue haciendo de noche mientras encadenábamos la ruptura del ayuno con los saludos, y la cena y las historias de reyes y la noche con sus estrellas y la abuela contándos la vez que el fetiche en su forma de serpiente se presentó ante ella un día en el granero... y poco a poco fuimos quedándonos plácidamente dormidos con nuestros sueños sólo turbados quizá por el encuentro que tendría lugar al día siguiente bajo el baobab sagrado...


¿Os atrevéis a seguirnos en la próxima entrada?

;-)