Friday, 30 August 2024

Subiendo la Montaña Amarilla... y bajando por un mar de nubes

Esta entrada va dedicada a mi amigo Homer, amante de las montañas y voraz lector de libros que hablen de ellas. PSF.

Huangshan es una montaña pero, siento desilusionaros, no es amarilla. Recibe su nombre por el mítico emperador Huangdi, que se supone que gobernó durante 100 años desde el 2698 antes de Cristo y es ancestro de la etnia Han. Mayoritaria en China. Parece que hacía alquimia aquí (imagino que convertía en oro lo que tocaba, como el rey Midas). Además tiene cinco "A", el máximo, en la clasificación de interés turístico del gobierno chino. Así que aunque no haya casi occidentales, no paran de llegar autobuses con turistas chinos.

Su belleza ha inspirado a tantos poetas (incluido Li Bai que parece que es el que le puso el nombre), que a pesar de tener una costilla fisurada, me compro un par de palos de senderismo, me tomo un nolotil y me animo a subir con Diego todos los escalones que nos llevarán a contemplar el pico de "empezar a creer".


De tanto en tanto, algún cartelito que otro nos dan la excusa para descansar un poco y contemplar pequeñas formaciones rocosas con nombres curiosos: el gato y el ratón, el perro ladrando a la luna, etc y pinos taiwaneses con formas elegantes saliendo de lugares imposibles.

También hay curiosidades en el paisaje humano, como adolescentes que suben con forros polares mientras nosotros sudamos a chorros (literalmente) por la humedad. U otros que suben mirando vídeos de TikTok o con los auriculares 😅

Pero al final todos los esfuerzos son recompensados al acercarnos a la cima. No en vano es patrimonio de la humanidad y, según dicen, los montes Aleluya de la película Avatar están inspirados en ellos.

El peligro es que esa zona es famosa por su "mar de nubes" que, en su justa medida puede hacer el paisaje memorable o, unos segundos más tarde, a pesar de todo el esfuerzo de la subida, ser completamente invisible...

Ya sólo quedan unos pocos escalones y no tiene sentido retrasarlo. ¿Nos asomamos a comprobrar si el paisaje es memorable o invisible?


Como ya habéis visto las imágenes, poco más puedo añadir con palabras. Salvo que minutos después ya no veíamos absolutamente nada 😅

Casi necesitamos el GPS para llegar al hotel que, por cierto parecía un OVNI en medio de esta belleza natural. Cosas de China 😅

A la mañana siguiente, que no fuera por no intentarlo, nos despertamos temprano para -no- ver amanecer. Bueno, no se puede tener todo. El problema fue que justo después de desayunar empezó a llover. Y no era un chirimiri 😅

Tuvimos que cambiar la ruta prevista e ir al teleférico más cercano para escapar del "mar de nubes".

Y para no desaprovechar el día, sin pasar por el hotel a ducharnos y secarnos (!) nos cogemos un bus para visitar uno de los pueblos tradicionales de Anhui (la provincia en la que estamos).

Pero esa es otra historia y se merece otra entrada. 

Os dejo con un poema de Li Bai (uno de los dos mejores poetas chinos junto con Du Fu) que recuerda a Fray Luis de León con su "Qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido...":

Conversación en la montaña

¿Me preguntas por qué habito
en estas colinas verdes jade?
Yo sonrío. No hay palabras para expresar
el sosiego de mi corazón.
¡Que fascinante la flor del melocotón
arrastrada por la corriente del agua!
Aquí vivo en otro reino
más allá del mundo de los hombres.

¡La aventura continúa!