“Si Isfahán es
para la cabeza, Shiraz es para el corazón”.
Al menos eso dice un dicho de por aquí. Porque la poesía alimenta el corazón y Shiraz es la ciudad de los poetas. Además, con el atentado del ISIS que acabamos de sufrir en Barcelona, necesitamos más que nunca que la poesía nos muestre la belleza del mundo y nos recuerde que lo que buscamos la mayoría de los seres humanos (musulmanes, cristianos, ateos, etc) es el amor.
Shiraz ha sido la última ciudad que hemos visitado en este viaje y ha sido la guinda perfecta. Y no sólo por los rincones mágicos como el patio del mausoleo de Sha Cheragh ("rey de la luz"):
Dicho de otra forma: el resto del viaje ha sido el peregrinaje, la preparación necesaria antes de llegar a presentar nuestros respetos ante la tumba del gran Hafez, el poeta más amado de todo Irán. Y eso es mucho decir, porque nunca he visto un pueblo que ame tanto a sus poetas…
No es de extrañar que ya en su tiempo causara fascinación y que sea absolutamente pertinente el día de hoy.
Cuenta la leyenda que hasta el mismísimo Tamerlán –iletrado según dicen-, lo mandó llamar. Y su conversación según parece, sería más o menos así:
El propio Hafez nos resume lo que es más importante para él y así entendemos mejor por qué la gente viene en peregrinación hasta su tumba para tocar suavemente el mármol de la lápida con los dedos y recitar algunos versos:
“Dos litros de vino añejo, y dos viejos amigos
que conozcan el mundo y entre sí se conozcan,
un rincón del prado, un viejo libro,
el fluir de un río.
Así de simple comienza y termina todo
lo que le pido a Dios; quédense con el resto”
No se puede decir mejor. Ni con veinte mil palabras más.
Otros dicen que fue Hafez el que salió al encuentro de Tamerlán para rogarle que no destruyera su ciudad. Tamerlán, conmovido por sus palabras, respetó Shiraz. Ojalá la poesía siga teniendo ese poder...
Y además de famosa por sus poetas, esta ciudad fue capital de Irán unos veinte años. Estos instantes de gloria se los debe a Karim Khan, fundador de la dinastía Zand y que dejó una preciosa ciudadela y un mausoleo. Sin embargo la historia a veces es despiadada. Dejemos que Diego nos desvele el misterio cuando termine de hacer sus fotos ;-)
Como veis, Shiraz, la ciudad de los poetas en el país de los poetas, nos ha emocionado.
O quizá nos ha marcado este país inolvidable y nos lo han recordado los habitantes de esta ciudad (como el que me gritó "I love you" sin conocerme ;-)). Al intentar mostraros la dulzura que tienen los iraníes, me he dado cuenta de que todavía no os explicado cómo se toma aquí el té con azúcar:
Aunque tenía productores de azúcar (y de vino, muy famoso en Shiraz), en algún momento a los clérigos les dió por decir que tomar azúcar era impío. Se montó tal revuelo que tuvieron que retirar la prohibición, pero para no desdecirse del todo dijeron que primero había que "purificar" el azúcar humedeciéndolo con el té y luego metérselo en la boca (y no en el vaso). Y así se sigue haciendo hasta hoy en día. Sospecho que más para reírse de estas cosas que por el consejo en sí. Irónicamente yo llevo la camiseta de Groucho Marx que dice "no soy yo, es el mundo el que está al revés" ;-)
En fin, que es muy difícil transmitir con palabras todo el cariño que hemos recibido, así que lo intentaremos con música.
Aquí en Shiraz sí que encontramos algunos locales "hipster", según Diego. Como el Q-project en unos antiguos hamams subterráneos donde se olvida el ruido de la ciudad y, como nos enseñaron en el museo de la música en Isfahán, podemos escuchar cómo suena "la cuerda del universo"...
Familia, amigos y lectores en general... ¡Os queremos!
No dejéis de viajar, con nosotros o sin nosotros, aunque sea sin salir de casa. Y no dejéis de soñar con un mundo con más amor.
Como diría Hafez en traducción mía del inglés:
"La caravana se ha ido, estás dormido
y tienes el desierto ante tí.
¿Cuándo partirás? ¿A quién
pedirás consejo?
¿Qué harás?
¿Cuál será
tu destino?"
Al menos eso dice un dicho de por aquí. Porque la poesía alimenta el corazón y Shiraz es la ciudad de los poetas. Además, con el atentado del ISIS que acabamos de sufrir en Barcelona, necesitamos más que nunca que la poesía nos muestre la belleza del mundo y nos recuerde que lo que buscamos la mayoría de los seres humanos (musulmanes, cristianos, ateos, etc) es el amor.
Shiraz ha sido la última ciudad que hemos visitado en este viaje y ha sido la guinda perfecta. Y no sólo por los rincones mágicos como el patio del mausoleo de Sha Cheragh ("rey de la luz"):
Dicho de otra forma: el resto del viaje ha sido el peregrinaje, la preparación necesaria antes de llegar a presentar nuestros respetos ante la tumba del gran Hafez, el poeta más amado de todo Irán. Y eso es mucho decir, porque nunca he visto un pueblo que ame tanto a sus poetas…
Leyendo un poco
de su biografía nos quedamos estupefactos al ver cuántos gobernantes vio subir
y caer durante su vida. Quizás eso reforzó su idea de que nada merece más la
pena que un instante con la persona amada.
Además es fascinante que en su época –siendo ya Irán un país musulmán- los sacerdotes zoroastrianos pudieran vender vino y así Hafez los llama “magos de las tabernas”. Y a sus versos de amor carnal apenas cubiertos de respetable misticismo, y a su elogio del vino reinterpretado como éxtasis divino al estilo de los derviches, añadía frases muy críticas y difícilmente suavizables, como estos versos con los que concluye el poema “Hay una tierra”:
Además es fascinante que en su época –siendo ya Irán un país musulmán- los sacerdotes zoroastrianos pudieran vender vino y así Hafez los llama “magos de las tabernas”. Y a sus versos de amor carnal apenas cubiertos de respetable misticismo, y a su elogio del vino reinterpretado como éxtasis divino al estilo de los derviches, añadía frases muy críticas y difícilmente suavizables, como estos versos con los que concluye el poema “Hay una tierra”:
“Oh Hafez, sé
alegre, entrégate a la bohemia,
más el Corán en
trampa de hipócritas no conviertas”.
Amén ;-)
No es de extrañar que ya en su tiempo causara fascinación y que sea absolutamente pertinente el día de hoy.
Cuenta la leyenda que hasta el mismísimo Tamerlán –iletrado según dicen-, lo mandó llamar. Y su conversación según parece, sería más o menos así:
El poema al que se refiere Tamerlán es "La clave del tiempo".
"Si aquella turca de
Shiraz
mi corazón deleitara,
por su lunar
hindú le daría Bujara y Samarcanda.
Sírveme vino,
escanciadora, que
en el paraíso no
hallarás
las riberas del
Roknabad ni el jardín de Mosalá.
Estos gitanos
alegres, dulces agitadores de la ciudad,
como los turcos
los banquetes, saquearon mi corazón de paz.
Para nuestro
pulcro amado no es un amor tan imperfecto:
agua, color,
lunar, retoques, ¿para qué los quiere el rostro bello?
Yo, por la
hermosura creciente de José, sabía
que amor del velo
de inocencia a Zulaika privaría.
Insúltame y
maldíceme a placer, que por ti rezo.
¿Merece respuesta
amarga el labio granate y bello?
Deja la clave del
tiempo, e indaga
y habla de vino y juglaría:
nadie, merced a
la ciencia, desveló ni desvelará
este enigma.
Escucha, alma
mía, esta advertencia: más que por el alma,
los jóvenes
dichosos por el consejo del sabio anciano claman.
Puliste la perla
del poema, Hafez, alegre ven y canta,
que el
firmamento, en tus versos, el sartal de las Pléyades desgrana."
El propio Hafez nos resume lo que es más importante para él y así entendemos mejor por qué la gente viene en peregrinación hasta su tumba para tocar suavemente el mármol de la lápida con los dedos y recitar algunos versos:
“Dos litros de vino añejo, y dos viejos amigos
que conozcan el mundo y entre sí se conozcan,
un rincón del prado, un viejo libro,
el fluir de un río.
Así de simple comienza y termina todo
lo que le pido a Dios; quédense con el resto”
No se puede decir mejor. Ni con veinte mil palabras más.
Otros dicen que fue Hafez el que salió al encuentro de Tamerlán para rogarle que no destruyera su ciudad. Tamerlán, conmovido por sus palabras, respetó Shiraz. Ojalá la poesía siga teniendo ese poder...
Y además de famosa por sus poetas, esta ciudad fue capital de Irán unos veinte años. Estos instantes de gloria se los debe a Karim Khan, fundador de la dinastía Zand y que dejó una preciosa ciudadela y un mausoleo. Sin embargo la historia a veces es despiadada. Dejemos que Diego nos desvele el misterio cuando termine de hacer sus fotos ;-)
Como veis, Shiraz, la ciudad de los poetas en el país de los poetas, nos ha emocionado.
O quizá nos ha marcado este país inolvidable y nos lo han recordado los habitantes de esta ciudad (como el que me gritó "I love you" sin conocerme ;-)). Al intentar mostraros la dulzura que tienen los iraníes, me he dado cuenta de que todavía no os explicado cómo se toma aquí el té con azúcar:
Aunque tenía productores de azúcar (y de vino, muy famoso en Shiraz), en algún momento a los clérigos les dió por decir que tomar azúcar era impío. Se montó tal revuelo que tuvieron que retirar la prohibición, pero para no desdecirse del todo dijeron que primero había que "purificar" el azúcar humedeciéndolo con el té y luego metérselo en la boca (y no en el vaso). Y así se sigue haciendo hasta hoy en día. Sospecho que más para reírse de estas cosas que por el consejo en sí. Irónicamente yo llevo la camiseta de Groucho Marx que dice "no soy yo, es el mundo el que está al revés" ;-)
En fin, que es muy difícil transmitir con palabras todo el cariño que hemos recibido, así que lo intentaremos con música.
Aquí en Shiraz sí que encontramos algunos locales "hipster", según Diego. Como el Q-project en unos antiguos hamams subterráneos donde se olvida el ruido de la ciudad y, como nos enseñaron en el museo de la música en Isfahán, podemos escuchar cómo suena "la cuerda del universo"...
Familia, amigos y lectores en general... ¡Os queremos!
No dejéis de viajar, con nosotros o sin nosotros, aunque sea sin salir de casa. Y no dejéis de soñar con un mundo con más amor.
Como diría Hafez en traducción mía del inglés:
"La caravana se ha ido, estás dormido
y tienes el desierto ante tí.
¿Cuándo partirás? ¿A quién
pedirás consejo?
¿Qué harás?
¿Cuál será
tu destino?"