Saturday 28 December 2013

Más corazón que tinieblas

En todo este blog he intentado citar casi exclusivamente a autores africanos para tener una visión "desde dentro" en la medida de lo posible. Pero llegados al final del viaje, lanzándonos a la aventura de navegar el río más mítico de toda África, el que más ha excitado la imaginación occidental, es imposible no citar al explorador Stanley que fue el primero en medirlo por completo, al periodista Tim Butcher que siguió sus pasos para describir la terrible situación de la República Democrática del Congo llamándolo "Río de Sangre". Y sobre todo Conrad que basándose en sus propias experiencias lo inmortalizó en su ya clásico "Corazón de las Tinieblas". Libro anticolonial para unos, reforzador de los prejuicios coloniales para otros, es en todo caso un descenso a las profundidades del corazón humano y el camino elegido es el río legendario que está a punto de desbordar con toda su violencia las pantallas de vuestros ordenadores... empieza la aventura!

Lunes 1 de diciembre
Tras dos noches aprendiendo cosas como que los espíritus del bosque y los del mar trabajan juntos, paseando sobre las arenas y bajo el cielo estrellado de Ebodjé (donde no vimos ninguna tortuga ;-)) nos disponemos a abandonar Camerún con destino al Congo, a ese río que nos llama a lo lejos con su tamtam de misterio... pero primero tenemos que llegar!! Y no va a ser tarea fácil.

Por la mañanita temprano cogemos una furgonetilla hasta Kribi, otro pueblo de la costa, y de ahí un bus que sin prisa pero sin pausa nos llevará hasta Yaoundé, la capital, justo al atardecer. Poseídos por el espíritu del río no podemos parar y pillamos otro bus nocturno hasta Bernois donde dormimos unas dos horitas en un banco de la estación para no perder "el puesto" cuando abran.

Martes 2 de diciembre
Tras intentar mantenerme en las formas fluctuantes de una cola que aparece y desaparece en función de la fuerza de la lluvia, consigo subir al minibus que nos llevará de Bernois a Yaohama. El estado de las carreteras va empeorando y al llegar a Yaohama el único tipo de transporte que hay hasta la frontera es el camión maderero de un tal... Bienvenido! Con ese nombre no podemos hacer otra cosa que subirnos a su mastodóntico transporte y cual doma de toros salvajes, continuar a saltos por los caminos de tierra de ese vasto bosque. Hasta que nos vemos obligados a parar porque las puertas de la reserva natural que tenemos que atravesar están cerradas. No hay electricidad, ni duchas. Pero hay una cama. Es el cielo ;-)

Miércoles 4 de diciembre
Bienvenido recoge en su camión a una rolliza y simpática mujer con todo su cargamento de mercancías que transportamos en ferry hasta la que ya parecía inalcanzable frontera de Sanago, también llamada "La de los Cinco Corruptos". En una clara señal de que nos acercamos al África más profunda, la habitual política de mano tendida de los funcionarios bonachones de las fronteras adquiere dimensiones monstruosas al multiplicarse por cinco convirtiéndose en una especie de Cancerbero, cada una de cuyas cabeza intenta su propia "mordida". He de reconocer que la última de sus dentelladas me hirió un poco en el bolsillo. Nada grave por otra parte ;-)

Pero a nuestra oronda compañera y a su socia les clavaron bien sus dientes. Unos 100 euros tras horas de discusiones. Resultado, los precios a este lado de la frontera son el doble que en el otro. Pequeños inconvenientes de la corrupción, qué os voy a contar...

Dado que no pagué en muchos de los intentos, amenazaron a Bienvenido para que no me llevase en el camión, así que me tuve que coger un taxi compartido de Sanago a Ouesso, otro de Ouesso a Ngombe y como allí nos dijeron que no había barcos, ya in extremis con una piragua nocturna y una moto llegamos extenuados pero contentos hasta Pokola donde, nos aseguraron, al día siguiente a las 12 podríamos coger un barco maderero en el salvaje río Shanga, afluente del Congo, hasta Brazzaville. Y allí otra cama, otro pequeño paraíso.

Jueves 5 de diciembre
Con los primeros rayos del alba y la mochila a la espalda me voy hasta el puerto donde me encuentro que... no hay ningún barco! Como habían conseguido cargarlo un día antes, salió el día anterior, y no habría otro hasta dentro de casi una semana. Buff, así que hice lo único que se podía hacer: desayunar como un general ;-) Y contarle mis penas a todo el que pasara a ver si a alguien se le ocurría alguna solución. 

Así conozco unos periodistas de Terrafrique y me entero bien de por qué el pueblo está taaaan limpio y ordenado. La empresa maderera del lugar sigue normativa europea y ha construido el pueblo para sus trabajadores en plan cuadriculado. Hay escuela, hospital y trabajo así que en principio muy bien, pero no pude evitar la sensación de que la gente no estaba tan feliz como cabría esperar y que algo no cuadraba bien en este modelo metido con calzador en medio de la selva ecuatorial. Sea como fuere, otras empresas están siguiendo el ejemplo, así que dentro de poco muchos pueblos de por aquí serán así.

Al final decidimos montar en un Taxi hasta Ouesso (otra vez) desde donde, al día siguiente podremos coger un autobús hasta Oyo, siguiendo el curso del río por tierra, y de ahí con suerte una piragua hasta Mosaka, cerca de la confluencia del Shanga con las poderosas aguas ya mezcladas del Ubangui que viene de la turbulenta República Centroafricana y el río Congo propiamente dicho de las remotas y misteriosas montañas de la República Democrática del Congo... No parece mal plan ;-)

Viernes 6 de diciembre
Tras la paliza del bus Ouesso-Oyo amenizada por la conversación con un tal Suleiman y los controles para que la gente no llevara más de un animal cazado por persona, empieza la VERDADERA aventura. Nos acercamos al puerto y resulta que ya está casi preparada una piragua para partir rumbo a Mosaka. Así que sin quitarme la mochila de los hombros me subo, pido a alguien que me busque agua mineral y me entero por mi nuevo amigo Gadafi de que el viajecito por el río Alia durará lo que queda de tarde y... toda la noche!!


Lo que no sabía es que la noche traería consigo una lluvia intensa y pertinaz sobre nuestro endeble cayuco. Cuando empezó el chaparrón, rápidamente unos pasajeros sacaron grandes plásticos con los que nos cubrimos todos juntos con nuestros equipajes. Mi problema era que para cubrir mi mochila tenía que pillar el plástico un poco por dentro de la piragua, lo que hizo que entrara un poco de agua y me calara yo, con lo que tuve que aguantar con el frío en el cuerpo las largas horas de navegación a oscuras en esa piragua a la deriva hasta que llegaron como una buena nueva las primeras luces del alba...


Y como el fénix que renace de sus cenizas, con la misma solidaridad de los malos tiempos nocturnos compartimos ahora también la alegría del calor de los primeros rayos de sol ;-)


 
Sábado 7 de diciembre
Descansamos un día en el tranquilo pueblo rivereño de Mosaka, hacemos la colada y nos paseamos por el mercado viendo las tortugas, los cocodrilos y la carne de mono con su cabeza todavía mirándonos desde la mesa. La cena con Gadafi aporta una dosis de realidad cuando un vecino pescador viene a pedirle dinero porque no puede pagar el tratamiento de su hijo que está ingresado con malaria. Le explica que ha vendido ya uno de los animales que tiene pero que no le llega, y por alguna razón no consigue vender el otro. Mi amigo se excusa diciendo que acaba de llegar. Cuando me entero de la miseria de dinero de la que están hablando se lo doy yo y él me alegra el día con la expresión de felicidad en su cara y con sus bendiciones.

El remate viene cuando Gadafi me cuenta que va a conseguir mucho dinero porque vendió una escultura de los ancianos de su pueblo -que cedieron sólo porque querían construir un hospital-, por casi el doble de lo que pedían los ancianos. Y me lo dice nada menos que para pedirme que me "asocie" con él en el negocio de la madera. Le intento explicar que esa historia no es la mejor carta de presentación, pero me guardo para mi el detalle de que acaba de negarle cuatro duros a su vecino para curar a su hijo...
 
NAVEGANDO POR FIN EL RÍO CONGO

Domingo-Lunes-Martes 8-10 de diciembre
 
 
Ya habéis visto al capitán y el barco maderero que, unidos a un remolque y otro barco en convoy, nos llevará a mi y a mis compañeros cargadores y mercaderes sobre sus bien apiladas tablas por el ancho río de orígenes tan lejanos como salvajes y misteriosos.
 
Os invito a despertar ;-)
 
 
No os pongáis nerviosos que tarde o temprano aparecerán algunas piraguas con... vuestro desayuno!
 
 
El olor del río. El olor amargo de fría sangre y el eterno desfile kaki bajo las plantas acuáticas (...) "¡Majestuoso río! Nosotros te llamamos Congo. Te llamamos Zaire, pero tú, ¿Cómo nos llamas tú? ¿Cómo nos ves, cómo nos piensas?" (...) El olor y la turbulencia del agua no habían conseguido resucitar ese cuerpo cien veces vencido. Cantaba, el agua. Parecía lanzar una promesa. 
 
Con esta promesa que vuelve a las aguas desde las páginas de uno de los libros del genial Sony Labou Tansi (El anti-pueblo) llegamos nosotros a contemplar las dos capitales del mundo que están más cerca una de la otra y quizá más lejos del resto del mundo... Nada que una llamada a las personas que han estado ahí desde el principio de este maravilloso viaje, de esta fantástica aventura que llega casi a su fin no pueda superar.

 
 
 
Gracias a todos por estar ahí, sobre las maderas conmigo en mis viajes por el río que llamamos Congo o Níger, sobre las aguas de esta África, de este Mundo que es un corazón.
 
Mucho más corazón que tinieblas. 
 
 

3 comments:

Anonymous said...

Esta entrada es muy bonita sobre todo porque ya podemos darte un poco de "calor"¡¡BIENVENIDO!!

la_de_burgos said...

Se lee distinto contigo aquí :-) Aunque tengo la sensación de que también lo vivías diferente sabiendo que era la recta final.
Muy chulo. Seguro que te queda mucho por contar. Estaré atenta.

Silvia said...

Me ha gustado mucho el sabor dulce de esta entrada. Toda mi admiración por tu gran aventura y valentía. África engancha..así que no será esta la última entrada sobre este continente ;)