Thursday, 25 July 2013

Escándalo de Raphael en... África!

Sin palabras...



Aminata Sow Fall: La "Gran Dama" de las letras senegalesas

- Yo no creo en la magia.

Esta negación rotunda me golpea en mitad de la entrevista e involuntariamente miro a los lados por si puedo salvar a alguna hada malherida como yo por estas palabras. ¿Cómo es posible que las diga esta abuela entrañable que podría ser la Wendy africana y que ha contado en los libros que se acurrucan a su alrededor historias tan llenas de magia?

Pero empecemos por el principio. Cuando me abre la puerta de su despacho esta mujer, elegantemente vestida con un gran bubú rosa que parece ir repartiendo la luz a su alrededor, dudo de si es la mujer de 72 años con la que vengo a hablar o una de sus hijas. Así, no me animo a hacer ninguna pregunta hasta que ya sentados en su despacho rodeados de cuadros de árboles y de papeles que se amontonan por todas partes me dedica una de sus cálidas sonrisas. 

- Tomé desde el principio la decisión de ser fiel a mi misma, corrí el riesgo de no escribir para otra cultura.

Concluye tajante tras contarme con un punto de orguyo que cuando terminó de escribir su primer libro Le revenant (el fantasma) su marido se lo leyó en una sola noche y a la mañana siguiente le dijo que tenía que publicarlo.

-No tenía ninguna intención de publicar libros. Sólo escribía porque sí, porque me gustaba

Pero cuando lo llevaron a la editorial, el director le dijo que era "demasiado local". Se mantuvo firme en su decisión de no cambiar nada para hacerlo teóricamente más atractivo para toubabs (blancos) y pasado el tiempo le llamaron de la editorial para decirle que se lo publicaban de todas formas. Paradójicamente tuvo buena crítica extranjera, aunque de nuevo con su segundo libro La Grève des battus (La huelga de los golpeados) sus amigos extranjeros le decían que una huelga de mendigos podría verse como demasiado cómico en Europa.

En seguida la conversación se dirige hacia el tema de la mujer y de la poligamia

- No hay que tener piedad con la mujer

Responde con esa mezcla de dureza y dulcura que le caracteriza, cuando le pregunto por qué parece más dura con los personajes femeninos. Como la madre occidentalizada en L´Appel des arènes 

- Ese libro nació cuando vi a una madre regañar a sus hijos porque estaban sucios -dice moviendo la cabeza con aire reprobador- Los niños necesitan soñar- afirma mirándome fijamente a los ojos- En la historia un profesor utiliza las canciones de alabanza de los luchadores para que aprenda francés y eso es algo maravilloso. Pero tú sabes que los personajes una vez creados escapan del escritor. La madre de la historia quiere separarse de la sociedad que le rodea y, siguiendo su propia lógica como personaje, acaba sola y rechazada socialmente.

Me reconoce que varios críticos la tacharon de "no tener piedad" con la mujer

- Pero es que yo no creo que haya que tener "piedad" con la mujer -reitera-. La mujer tiene una gran fuerza, tiene mucho poder. Sin tener que ser igual al hombre, sin renunciar a su mayor sensibilidad para las cosas sutiles, para la naturaleza. Con su diferente concepción del tiempo del del hombre -me dedica una sonrisa maliciosa- que destruye para construir y que intenta hacer las cosas más deprisa.  Por eso la mujer ha sobrevivido a tantas cosas a lo largo de la historia. Y por eso yo creo que no hay que tratarla con "piedad" sino mostrarle su fuerza, su poder.

Al hablar de la poligamia se recuesta un poco en la silla para, tras afirmar que ella está en contra de la poligamia, intentar explicarse un poco más

- Lo importante es que se respete la dignidad de la mujer, su capacidad para decidir. Muchas mujeres modernas de mi generación me decían que ellas preferían que su marido se casara de nuevo para tener más tiempo para ellas (y algunas hasta les elegían las nuevas esposas!). Además en Occidente muchos hombres tienen amantes en secreto y la mujer se siente traicionada. Por eso lo importante es ayudar a la mujer a que conozca sus derechos, a que consiga su independencia económica y luego respetar su decisión.

Tras hacer una pausa como si pensase que algo se había quedado sin decir añade con un brillo de nostalgia en la mirada y un gesto con las manos que parece de rechazo a las respuestas tajantes

- Yo vengo de una familia polígama con tres coesposas y allí he pasado los mejores momentos de mi vida. Vivíamos todos juntos en una gran casa que era una escuela de valores y aún hoy sigo manteniendo una excelente relación con mis hermanos sin que importe si somos de la misma madre o no.

Claro que esta realidad coexiste con todos los sufrimientos de la mujer africana cuando no se respeta su dignidad y con todos los problemas derivados de la poligamia maravillosamente descritos en Une si longue lettre (Una carta tan larga) de la también gran escritora senegalesa Mariama Bâ.

Esta infancia feliz en Saint Louis donde coexistían varias religiones y creencias se refleja en pasajes de sus libros como este de L´Appel des arènes:

"Saint Louis la Azul exhala luz y paz. Un pedazo de azur salido del Océano, cubierto de céfiro y mantenida por los barcos flotando al unísono como en un tablero de damas. Mi contacto con la Isla azul se mantendrá como el único descubrimiento de mi vida. No deseo ningún otro. Descubrí que el arroz puede salir de una marmita con reflejos de diamante"...

En este mismo libro es donde un gigante, un gladiador de lucha senegalesa, va iniciando al niño -y a nosotros con él- en todos las historias maravillosas y terribles de princesas convertidas en fuentes o de amigos que mueren luchando por su dignidad ("los valientes no mueren jamás"). Y le va mostrando todos los secretos de su cultura como ese baobab en cuyas raíces vierte la leche porque es el lugar donde "los antepasados pueden dejarnos sus mensajes". 

Y en Le Jujubier du patriarche (El Azufaifo del patriarca) inventa una gran saga mítica en que dos familias, una musulmana y otra de cazadores (depositarios de la magia y las creencias tradicionales) se unen por un matrimonio. Inesperadamente la mujer escapa un día porque su marido la postpone a su devoción a Alá y ella se esconde en el vientre de una ballena, iniciando una versión africana de la guerra de Troya.

- Mi objetivo era mostrar, a parte de la gran riqueza cultural de la que son depositarios los griot, que se puede llegar a una gran integración de todas las culturas presentes en nuestro país. En Senegal son los valores comunes de tolerancia y respeto los que nos permiten vivir en paz.

Mientras este mensaje de amor y paz se va desplegando como por arte de magia de su gran bubú rosa y parece acompañarnos hasta la salida, en el instante en que la puerta se va cerrando como a cámara lenta, me vuelve de nuevo la inquietud por aquellas contundentes palabras de la "Gran Dama" de las letras senegalesas (como la llama cariñosamente Seyidi Sow)

- Yo no creo en la magia...

Las pienso con miedo, como si la puerta fuera a cerrarse de un portazo al recordarlas; pero la puerta se cierra suavemente con los últimos destellos de pálida luz rosa colándose por el marco, como las palabras que completaban su frase

- ... pero creo que necesitamos la Imaginación, su poder para crear una vida interior...

Tendrá que valer -pienso-. Y aunque sigo aturdido, salgo a las calles de Dakar y la luz inmensa y poderosa lo inunda todo. Por un momento no consigo ver otra cosa que la luz, aunque ahora tal vez con unos toques de rosa pálido...






Wednesday, 3 July 2013

De romería musulmana

En esta entrada, vamos a seguir los pasos de este hombre


Esta foto oscura, la única existente y con la cara medio tapada, es suficiente para provocar los más intensos sentimientos religiosos en casi cualquier Senegalés. Ese rostro hecho icono nos mira sereno desde todos los muros como la imagen del Che. Su nombre se menciona a cada instante, hasta cuando alguien estornuda (como nuestro "Jesús!"). Pero, os preguntaréis... quién es??

Es el sheikh (título de respeto, literalmente "anciano") Ahmadou Bamba, fundador del Muridismo. Me imagino que os he dejado igual así que sigo. La palabra muridismo viene -según la wikipedia- de murid, "el que aspira a" o en la práctica, el discípulo de un guía espiritual o "marabú".

El caso es que Ahmadou -el de la foto- era un místico musulmán que se dedicaba tranquilamente a su ascetismo y a hacer amuletos para sus seguidores hasta que los franceses, asustados de su popularidad decidieron exilarlo; Según me lo cuentan aquí, los franceses reunieron a todos los líderes religiosos para hacerles jurar algo así como que Alá era un picha floja y el Corán un libro de cocina. Sólo uno se negó a jurar (habéis acertado, el de la foto ;-)) y por eso lo expulsaron primero a Gabón y luego a Mauritania. 

Al final los colonizadores cambiaron de opinión y no sólo le dejaron volver sino que le "regalaron" la ciudad de Touba (Por qué?? -preguntaréis- Parece que por el dinero que reunieron sus seguidores, pero esas cosas no se comentan mucho ;-)). A los madrileños os sonará el nombre de esta capital religiosa, TOUBA, porque está en casi toooooodos los nombres de tiendas y restaurantes senegaleses de los madriles. Así pues, os apetece despertar conmigo en la ciudad santa?? Concedido!


Pero estoy adelantando acontecimientos. La romería musulmana a la que me apunté fue el magal (fiesta religiosa) de la ciudad de Darou en honor de Mame Tierno, el hermano de Ahmadou que se encargó de "sus cosas" mientras estaba en exilio y que lo recibió a su vuelta. Por cierto, la ciudad de Touba y el muridismo los siguieron gobernando uno por uno todos los hermanos del fundador, sus hijos y luego sus nietos por una tradición no precisamente democrática. El caso es que este hermano era su mano derecha y como tal su nieto es recibido con una energía desbordante en la celebración. Os pongo un momento en que se junta con otro lider religioso. Podéis pararlo cuando queráis porque me quedó muy largo, pero recoge bien -creo- el ambiente enfervorizado que se vivía



A este evento Pap y yo viajamos de noche, para dar más emoción, en una tartana que sólo adelantaba a calesas de caballos y en la que íbamos enlatados todos los alegres "romeros" de nuestro barrio. Por supuesto, los tambores y los cánticos no dejaron de sonar en toooodo el viaje. Tengo que reconocer que -salvo baches- aún con todo ese jolgorio conseguí dormir un poco. Y estuvo bien porque nada más llegar, cafelito y a empujarnos unos a otros como hermanos a la puerta del evento del vídeo. En el preciso instante en que -a consecuencia de la presión humana- se "descorchó" cual botella de champán mi agua mineral, los de seguridad se apiadaron del único blanco y me dejaron pasar jeje

A estas alturas ya os estaréis preguntando -digo yo- "pero en qué cree esta gente?". Pues bien, el peor método para descubrirlo es preguntarlo directamente. Os veréis sobrepasados por una avalancha de elogios a Ahmadou -el de la foto- y poco más. Que os traduzcan lo que dice el marabú tampoco ayuda mucho porque te lo resumen como "está recordando lo que decía A. Bamba" -Y qué decía?- Nueva avalancha de elogios o aplausos a la nueva frase o cántico del marabú. Es mejor no mentar el nombre del sheikh en vano. 

Yo lo veo como una mezcla del islam con el "buenrrollismo" wolof aderezado con una especie de"santificación" del trabajo. Los valores de solidaridad y tolerancia son tan importantes como para cualquiera en el país de la Taranga (hospitalidad). De hecho cuando algún senegalés llega a España en seguida se pone en contacto o bien con su familia (como mi amigo Mustafá el del restaurante de la calle Amparo en Lavapiés) o bien con su comunidad muridí para que le busquen trabajo aunque sea en el top manta... y parece que funciona!!

Volviendo a Senegal eso se traduce en que el único blanco de esta algarabía puede comer gratis -si no hubiese querido pagar algo- de las mismas gigantescas "paelleras", ducharse o dormir en las mismas azoteas y viendo las mismas estrellas ;-) Claro que eso implica que te despierten los mismos cachondos con sus tambores y te hagan bailar en el centro si no te desperezas rápido. O que pasen cosas como ésta cuando grabas a los que se golpean  la espalda con mazas de quince kilos para demostrar la "fuerza" de su fe...



Para terminar de complicar el tema unos a otros se llaman Baye Fall, seguidores de Ibrahima Fallm seguidor y mecenas de Ahmadou. Este aristócrata con rastas y que predicaba la importancia del trabajo, de compartir y de la ausencia de lujos materiales no parece casar muy bien con la limusina que había en la mansión del Marabú, pero de nuevo eso son temas de los que no se habla mucho ;-) 

Además también hay muchas asociaciones, como el "Movimiento Mundial por la Unicidad de Dios" en el que participa mi amigo Pape, "porque el mensaje de A. Bamba no es sólo para Senegales o Africanos" y "todo el que viene a la ciudad santa de Touba se salva". En esta mezcolanza es en la que algunos, aunque sean musulmanes se permiten beber alcohol y comer cerdo para no "incomodar" a los de otras religiones que se acerquen al muridismo jeje 

Volviendo a la romería; Sorprende la fuerte creencia de los jóvenes y la ausencia de "charlas" a parte de la del líder espiritual; casi todo el tiempo se juntan en pequeños grupos a cantar una y otra vez (eso viene del sufismo, creo, pero ritmadas como en la tradición wolof) canciones de reconocimiento a Bamba al ritmo eterno, seductor y sugerente de los tambores que se acompasan unos con otros en la distancia.

Pero lo mejor llegó al tercer día cuando tras andar unos kilómetros terminamos la celebración en plena savana (casi playa o desierto) en la que si te alejas un poco puedes disfrutar de la sensación de la inmensidad de este paisaje acojedor y misterioso e incluso del silencio, pasadas las celebraciones. 

Consiguieron que me recibiera el marabú -con Pap a mi lado, mudo de la emoción- y me colmara de amables bendiciones. Dormimos al raso, sobre la arena de playa, rodeados de gente bailando y cantando toda la noche bajo las estrellas. Es impresionante despertarse porque te caen al lado dos mujeres peleándose, o porque el marabú está realizando un exorcismo justo en frente de ti y, poco después, todos los cuerpos parecen sonreir moviéndose en éxtasis al son de una canción que dice algo así como 

"si nosotros estamos contentos, el marabú está contento y también Ahmadou Bamba y el mismo Alá"...

Ahora, en esta tenue luz de paraíso de arena bajo la titilante luz de las estrellas; entre los cuerpos cimbreándose en éxtasis al unísono, recuerdo mi nuevo nombre. Ahora soy Noreni, "el que trae dos luces"...

Así que mis pocas luces las comparto hoy con todos vosotros ;-) Un abrazo!

Monday, 1 July 2013

Moçambique sonâmbulo, entrevista com Mia Couto

[Traducido del original español por Sara Estima Martins. Muchas gracias Sara!!!!!!]

-Em que posso ajudá-lo? 

A pergunta vem como o som do ondular de um mar de calmaria. Quem me faz a pergunta é este homem de olhar sereno e sorriso luminoso. Mas a verdade é que este homem simples vestido com calças de ganga e camisa de manga curta é um dos melhores escritores vivos de língua portuguesa. Com esta pergunta directa e o tratamento de igual para igual, consegue que se me escape um sorriso que não me abandona ao longo de toda a nossa conversa. 

Começamos por falar de realismo mágico, ainda que “as pessoas que inventaram esse nome não fossem as que escreviam”, e explica-me que a principal diferença entre os escritores africanos e os sul-americanos decorre da maior influência que a igreja católica tem na América Latina, porque aqui “os mortos nunca se vão embora”. Ainda que as pessoas frequentem diversas igrejas, a grande maioria continua a crer nos antepassados e a conservar uma parte da sua cultura tradicional. 

O problema está no rígido sistema racionalista europeu (não sei exactamente como ele o disse), ainda que "lá as pessoas também acreditem no horóscopo, mesmo pela internet ". Cedo me esqueço um pouco de que era suposto isto ser uma entrevista e saímos e regressamos ao nosso tema como nos caminhos de areia dos arredores de Maputo. 

Digo-lhe de seguida que me impressionou saber que um livro tão maduro, tão cheio de imagens subtis, repousadas, profundas, tão cheio de Moçambique e de todas as suas histórias, tivesse sido escrito antes de terminada a terrível "guerra civil" que devastou o seu país. Ignorando os elogios como se eu não os tivesse dito, confessa-me que “a mim também me surpreendeu. Eu não queria escrever um livro sobre a guerra ou, quando muito, só bastante mais tarde. Mas aconteceu assim. Sofri muito a escrever este livro, porque à noite lembrava-me de histórias, visitavam-me os amigos mortos na guerra. E eu tinha de encontrar UM LUGAR DE PAZ dentro de mim. Por isso tinha de escrever este livro.” Fico tão fascinado com as suas reflexões que quase me custa continuar, mas pouco a pouco os personagens vêm em meu auxílio, como Virgínia, a mulher de origem portuguesa que reinventava a sua família portuguesa desconhecida “como faziam os meus pais, que contavam histórias de um Portugal ao qual não podiam voltar durante a ditadura. Com as suas histórias iam-me criando uma família imaginária e isso parecia-me muito importante". Não me dá pistas sobre quais, de entre as histórias, são crenças tradicionais e quais são inventadas, mas sorri maliciosamente contornando a minha pregunta e diz-me que “na cidade onde eu vivia a colonização foi muito difícil e não controlaram bem a cidade. Por isso, se atravessasse a rua podia brincar com meninos indianos e negros. Aprendi a língua deles e eles contavam-me as suas histórias. Ao voltar a casa traduzia-as à minha familia. Aí comecei a dar-me conta de que algo se perdia na tradução." 

E foi aí que começou a torcer a linguagem, digo-lhe, tentando tirar nabos da púcara. Sorri maliciosamente, uma vez mais. É famoso por não revelar muito nas entrevistas, ainda que me confesse que gostou muito de Cem Anos de Solidão, “é um livro fabuloso”, diz. E aceita a influência de Luandinho Vieira, "mas só na maneira de tratar a linguagem” esclarece. E não lhe arranco mais influências. 

Mas voltamos ao que nos interessa, a poesia que impregna todo o seu livro. Digo-lhe que não concordo com Francisco Noa (com quem falei e que é uma pessoa encantadora) quando diz que "a água tem, na sua obra, uma dimensão antropofágica", pelo contrário, parece-me um elemento optimista, fértil, símbolo do poder da imaginação ou do inconsciente...Vendo o seu sorriso, prevejo que vai desvalorizar essa importância, mas reconhece que "a água, e mais precisamente a chuva, é um elemento de mudança e simultaneamente de regeneração nas culturas tradicionais”. Das palavras que se seguem não me lembro bem porque parece falar mais com os olhos da cor do mar, sorridentes. Mas, quando o sorriso contagia os lábios, percebo que tenho de dizer qualquer coisa. 

Pergunto-lhe a primeira coisa que me vem à cabeça. "É biólogo, não é? Porque eu sou médico", no mesmo momento envergonho-me um pouco da confiança e da infantilidade da minha pergunta, mas como já estou vermelho por causa do sol, ele não repara e responde-me "é mais uma paixão do que uma profissão. Gosto porque conta uma história, a dos seres vivos, o que para mim combina com a poesia e com a literatura”. Como não digo nada, continua, "eu também queria ser médico, psiquiatra, mas como fui militante da Frelimo, na luta pela independência de Moçambique, tive de deixar o curso e, quando pude voltar a estudar, ao ver a minha mulher, que também é médica, dei-me conta de que não teria tempo livre de remorsos para a literatura, por isso estudei biologia." Mas antes disso foi jornalista, digo, regressando activamente à conversa. 

"Infelizmente o partido fez-me director de um jornal. Gostei muito do jornalismo mas, sendo um jornal do governo, comecei a dar-me conta da diferença entre a teoria e a prática. Por isso comecei a afastar-me do jornal e, mais tarde, do partido”. Insisto nesse tema. "É que, na chamada ‘guerra civil’, houve uma componente de religião muito forte, porque a Frelimo tentou afastar as crenças tradicionais qualificando-as como “superstições”. Só assim se explica a enorme componente emocional, o nível de crueza que a guerra teve." E, pergunto-lhe, no discurso final do livro, quando fala do perigo de ser dirigido por outros, refere-se ao controlo que a África do Sul tinha sobre a Renamo? "Não, era uma ideia mais geral" responde-me, propositadamente sucinto. E agora que já morreu essa besta, como dizia o discurso, já não há o perigo de uma guerra civil em Moçambique? "Não, acho que não" responde com segurança moderada, "mas a besta não morre, fica mais pequena, domestica-se. É algo desagradável que os seres humanos têm e que as guerras nos mostram. As pessoas amáveis que tem encontrado na sua viagem são as mesmas que atingiram o nível de selvajaria que vimos na guerra ". 

As pessoas continuam a chamá-lo da porta e, ainda que continue a dedicar-me o seu tempo, percebo que tenho de acabar. Assim, dou o tudo por tudo: E agora, continua a acreditar no poder da literatura, da imaginação, para tornar o mundo melhor? Já tínhamos falado que, quando era jovem, era mais ingénuo, acreditava que as coisas podiam mudar rapidamente numa só geração, e que agora pensava que as mudanças sociais tinham um outro tempo, mas que, por outro lado, ainda lhe custava a acreditar que os acordos de paz tivessem sido alcançados no tempo de mediou entre a entrega do seu livro acabado, o seu grito de esperança, e a publicação do livro. Tanta morte e tanta esperança. Naquele momento observava o seu olhar límpido e sorridente, e estava ansioso por ouvir a sua resposta. 

 -Sim - responde, cortante. As palavras seguintes diluem-se como em Terra Sonâmbula, vão-se transformando em ar, em poesia e novamente em algo físico, desta vez um livro, um presente para mim.

-Feliz aniversário – diz-me. E assim foi ;-)