Tuesday 23 April 2013

Como a Felipe II no, pero...


Sí. Como habéis podido comprobar por el vídeo he sido capaz de salir de Nairobi. Abandonar la casa de Lillian, la paella de Jimena, las salchichas del marido alemán de Lucía y los cafés con Triana. Pero Mombasa merecía el esfuerzo ;-)

Sólo una anécdota. En la foto veis unas maderas alargadas esculpidas con rostros humanos que pertenecen a uno de los muchos pueblos de la costa. Se ponían en el centro del terreno familiar cuando moría un miembro prominente de sus misteriosas sociedades secretas.

Pues bien, en este caso no aclaran por qué aparece representada también una mujer y un niño pero sí que recuerdan las terribles maldiciones que acarrea el mover esas placas de la tierra de los ancestros. Ni siquiera cuando la familia emigre. Maldiciones de poderosas sociedades secretas...

Por qué insisto en eso? Porque dado que el fuerte de Jesús no es el hogar de los ancestros del tío de las plaquitas, sino un lugar lleno de turistas, el poderoso hechicero debe estar que trina. Los que las movieron, ¿no pensaron en las maldiciones? O tal vez sí...?? Yo por si acaso me he comprado una pulsera de rabo de elefante que desde Mozambique me venían diciendo que son muy poderosas. "Sobre todo en la cama" -me aclara entre susurros, risas y un codazo en las costillas el vendedor gordinflón con clara ascendencia árabe.

Así que ya estoy tranquilo. Ya, si Dios quiere, ya me las pueden poner como a Felipe II ;-)

Un abrazo!

2 comments:

Juan Antonio Gisbert said...

Me vas a tener que hacer llegar una de esas pulseras de elefante. :D

Anonymous said...

Rabo de elefante, trompa de oso hormiguero y muñecos de vudú. Todo vale si la dicha es buena.
Pita.