Voy a hacer un gran esfuerzo para no adelantar acontecimientos :-)
Después de suspender el carnet de conducir, de que se me estropeara el disco duro, de que no me llegase la dirección de la persona que supuestamente me iba a acoger en Ciudad el Cabo, después de todo eso... me disteis una despedida impresionante. Con mis padres sentados en medio del "patatus" y sin parar de llegar amigos, algunos incluso "robados" de la presentación del libro de Juan :-) Pero lo más sorprendente fue que al llegar a casa y mientras terminaba de hacer la mochila de madrugada me llega un mail de mi admirado escritor burgalés Óscar Esquivias deseándome suerte en mi aventura.
En ese momento miré a mis padres que estaban ya dormidos, o mejor dicho, embutidos en mi minúsculo sofá cama y me sentí muy querido. También me parecieron "frágiles", algo que uno no acostumbra a pensar de sus padres, y me emocioné todavía más. Porque como dice Bilbo al partir para su propia aventura yo también me sentía como "mantequilla untada sobre demasiado pan".
Pero volvamos a lo que os interesa. Al llegar al aeropuerto tras atravesar el diluvio universal, en la facturación me dicen que... NO puedo volar a Sudáfrica! ¿Por qué? Porque no tienes billete de vuelta.
Tras el shock inicial y tras indagar posibilidades me compro allí mismo un billete de vuelta que en teoría sea reembolsable, facturo y mi corazón y el de mis padres poco a poco vuelve a latir. "Que todos los problemas de este viaje se solucionen como éste" brindamos con nuestros cafés en el macdonalds del aeropuerto.
Pues bien, tras unas cuantas horas de vuelo, una nochecita durmiendo en el suelo de las "relaxing areas" del aeropuerto de Doha en Qatar, de otras horitas de vuelo a Johanesburgo y otras horitas... finalmente llego a la "Ciudad madre", finalmente piso por primera vez el África subsahariana, ya estoy en Ciudad el Cabo!!!
Estrenando mi tarjeta sim sudafricana llamo a Graham y dice que viene a buscarme. Todo empieza a funcionar mejor. Me llama de nuevo. ¿Estás cansado? No, no ¿Vamos donde unos amigos? Claro! Y al rato ya estábamos tomando cervezas con amigos de Namibia, Zambia, un rebelde de Angola, y amigas de Alemania y Holanda mientras se preparaba un costillar en la barbacoa y la luna llena se iba desperezando en sus dominios. ¿Cuál es tu posición favorita en la cama, "bro"? Esto no podía empezar mejor. Se meaban de risa con mis preguntas, con mis respuestas y con mi acento en general. Así que cuando me preguntaron si quería salir de fiesta y les dije que "para un chico español es muy difícil decir no a una fiesta" no se lo pensaron ni dos segundos y ya estábamos en el lugar donde se escribieron las leyes del apartheid, en Stellenbosch, celebrando la libertad recobrada.
No os doy detalles de la noche pero acabamos durmiendo por sorpresa en casa de otros amigos que vivían cerca. Y a la mañana siguiente tras comentar entre risas los recuerdos gloriosos de la pasada noche con nuestros sorprendidos anfitriones fuimos al coche y... nos habían robado.
Habían roto la ventana trasera y se habían llevado T-O-D-O mi equipaje (la cámara, el ordenador, las medicinas, la ropa...). Gracias a Dios siempre llevo conmigo el pasaporte y las tarjetas. Pero fue una sensación extraña, casi una confirmación, como si supiera que tenía que pasar. Me desagradó más ver los golpes que le dieron al "gorrilla" del parking para que soltara lo que supiera y cómo otros chavales de su edad se reían y decían que estaba mintiendo (no debía ser la primera vez que se metía en un lío). El caso es que fuimos a poner la denuncia a la policía y un policía mestizo medio borracho al contarle toda la historia dijo "O sea que os conocisteis por internet????" y puso la mayor expresión de inteligencia de la que fue capaz como diciendo, "ya he descubierto al culpable". En fin. El caso es que los "inspectores" sin mostrar la menor intención de querer escribir mi denuncia en un papel me mandaron a buscar los números de serie de los objetos robados antes de mover un dedo (creo que con la intención de que para cuando volviésemos se hubiese acabado su turno, como así fue. Tampoco cogieron las huellas porque "no podemos llamar a los de la científica si no es por algo importante". Así de clarito. Por si faltase alguien, la chica de la embajada española casi se mea de la risa cuando le dije que si podían intervenir para "acelerar un poco la investigación policial".
Así que como podéis comprender después de todo este lío hicimos lo único posible: aparcamos el coche en el mismo sitio y nos volvimos a ir de cervezas ;-) Y nuevo desfile: un francés negro e insoportable, un poeta mexicano majísimo, un chileno, una chica que había estado dos años en Corea, su novio que compartía mi admiración por la voz de Tom Waits y de nuevo la luna enseñoreándose en sus dominios y guiñándome un ojo como diciendo "Qué pensabas, pequeño?". Me dormí en casa de Graham mirando la luna por la ventana, acordándome del chamán ecuatoriano que nos decía que la primera parte del ritual es siempre expulsar lo que te sobra y no pude evitar devolverle la sonrisa a la luna.
Ahora sí, oficialmente, empieza la aventura...