Monday 23 March 2009

Ceauşescu y Drácula

Son los dos personajes más famosos de Rumanía, que a todo el mundo le suenan pero que no siempre se asocian a su país y la mayoría no sabríamos decir qué hicieron exactamente. El primero se convirtió en secretario general del partido comunista en 1965 y en 1974 fue nombrado Presidente, un cargo inventado por él y empezó la egolatría y la Dictadura con mayúsculas. La propaganda llegó a decir que el partido podía controlar el clima y hasta su mujer Elena, una mujer sin estudios superiores, fue nombrada Doctor Honoris Causa por una universidad americana, la de Lima creo. 

Elena merece un capítulo aparte en la historia de las dictaduras. La mujer ignorante que fue exigiendo títulos por todas partes hasta que consiguió uno y que se forjó una imagen de científica totalmente falsa. Detentó puestos de poder dentro del régimen, fue presentada como el ideal de la mujer rumana y fue corresponsable de la destrucción de obras de arte y arquitectónicas que no eran de su agrado. Se le considera artífice de la política de 8 hijos por mujer rumana y además se le atribuyen las siguientes palabras en la revolución anticomunista que finalmente acabó con el régimen de los esposos en 1989: "Los matáis y los echáis en fosas comunes. Que no quede vivo ni uno, ¡ni siquiera uno!" y al imputarles el número de víctimas en el juicio militar, se volvió a su esposo y le dijo "y a eso le llaman genocidio..."

Lo de Drácula es una cosa parecida pero naciendo en 1431. Tuvo una infancia dificil (como Ceausescu, de padre borracho y maltratador y del que se cuenta que cuando fue al registro civil se olvidó que ya tenía un hijo con el mismo nombre y volvió a poner a su segundo hijo Nocolae). Vlad Tepes, que así se llamaba Drácula, fue entregado por su padre como rehén a los Turcos para asegurar "la paz". Así que cuando se rompieron los acuerdos y murieron su padre y su hermano en luchas por el poder, Vlad fue nombrado rey de Valaquia y se convirtió en el azote de los turcos, con el apoyo al principio del rey de Hungría, por eso es visto en parte con buenos ojos por los pocos rumanos a los que les suene algo esta historia.

Pero a parte de empalar turcos, y comer su sangre untada en pan, Drácula gustaba de cenar rodeado de los cuerpos mortecinos de víctimas empaladas y obligaba a sus invitados a asistir al terrible espectáculo. Además es interesante su método para acabar con la pobreza. Invitó a todos los pobres de su ciudad a un gran banquete y una ve que hubieron comido y bebido, prendió fuego a la habitación donde estaban. Por lo menos les dió un último gusto.

Volviendo a Ceausescu, al visitar la Casa del Pueblo, auténtica mole de hormigón y delirio del dictador que planificaba irse a vivir allí (el segundo edificio civil más grande después del pentágono), nos contaron que una vez ajusticiados los esposos se generó un debate sobre qué hacer con aquel monstruo que encima no estaba terminado. Lo más sorprendente para mi es que se plantearon sepultarlo bajo tierra y convertirlo en un montículo-monumento contra las dictaduras, para que os hagáis una idea del cariño que suscitaba. Casi igual que la ambigüedad que mantenemos en España respecto al franquismo.

Y sigo en otra entrada porque esto se me ha ido de las manos...


2 comments:

ailatan said...

Dices lo de "víctimas empaladas", así, de refilón, sin darle mayor importancia, y he leido qué es eso exactamente y casi me da algo. Además, he leído: Al menos cien mil personas murieron de esta manera a manos de los hombres del Empalador durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados

cesar said...

Gracias por la precisión, Natalia. Y gracias por comentar!!