TURQUÍA I

Salimos el 7 por la mañana y aterrizamos tras unas piruetas en el aire que nosotros pensamos que eran en espera de conseguir "pista" pero al bajar del avión y ver que estábamos solos en una explanada enorme ya no supimos qué pensar; estábamos solos pero eso sí, tuvimos que esperar una cola a pleno sol para enseñar los pasaportes porque las buenas costumbres...

Allí conocimos a UFUK, nuestro guía en portugués, ya sabéis "casi" castellano. El tío era un jeta con gracia: nos preguntó que si teníamos hambre y nos dio la opción de ir a un restaurante que él sabía o... quedarnos sin comer. Así que allí me tienes comiendo una tortilla de patata quemada y un rollito de primavera (todo muy turco). Tras ver un pueblecito con un castillo volvimos al hotel (con piscina) y X y yo nos fuimos a dar una vuelta y hablamos con unos chavales en inglés y con gestos y después de cenar nos cruzamos con el cocinero y el friega platos del hotel, que no tenían ni papa de inglés, y nos llevaron al bar de un amigo suyo que sí que hablaba un poco y nos inflamos a tes sin que nos dejasen pagar ninguno. Hablamos de las mujeres, de la guerra en Irak, de que sólo uno de ellos había viajado a Estambul...

Al día siguiente vimos más piedrecillas, comimos en una panadería de un pueblo perdido y por la noche nos apuntamos a "la noche turca"... para turistas en la que conocimos a una turca rubia de ojos azules que sabía mover las tetas a voluntad y con un esfuerzo titánico nos agarramos un pedo con el anís del mono local que allí llaman RAKI. Después de la exaltación de la amistad de la noche anterior, de las tres estrellas que sobresalimos, sólo yo me levanté a ver más pedruscos, comimos un kebab en la calle mayor de nuestro pueblo y por la tarde ya nos fuimos todos a darnos un baño turco. Yo, con mi afán de mimetizarme con las costumbres locales fui en pelotas y con una toallita que te daban allí, así que los masajes con espuma caliente tuvieron doble aliciente.

Esa noche no tuvo desperdicio porque nos fuimos X y yo con unos turcos del hotel por ahí de juerga y nos llevaron a un motel de carretera donde estábamos nosotros y las putas. El colmo fue cuando una se enteró de que estudiaba medicina y me indicó que le dolía el costado. Todo muy surrealista, como el viaje en general.

Al día siguiente salimos de viaje hacia Estambul con parada en Ankara para ver el mausoleo de Ataturk; excepto esa paradita me pasé el viaje en un confortable y reparador sueñecillo en la cama del conductor.

Y ya seguiré otro día porque estoy en la biblio y me van a a echar; el próximo capítulo: ESTAMBUL