¡Hola familia y amigos!
Por fin llegaremos en esta entrada al epicentro del imperio persa: PERSÉPOLIS.
Pero antes de edificar esta gloriosa capital hubo que construir un imperio. Y esa fue la misión de Ciro II. Así que vamos a presentarle nuestros respetos ante su tumba, en Pasargadae. Allí erigió su ciudad en conmemoración de una de las batallas más difíciles probablemente que tuvo que librar, vencer a su propio abuelo. Primero hay que ganas las batallas de casa –por duro que sea- para poder vencer fuera.
Y como la situación lo merece, vamos a retroceder en el tiempo hasta el momento en que el propio Alejandro Magno se acercó a esta misma tumba de Ciro en su lucha sin cuartel contra los persas. Silencio por favor, que es un momento solemne…
Con todo, lo más
sorprendente de todo es que el tiempo sigue su curso. Y siglos después de la
división a la muerte de Alejandro, surgió otro imperio que se reclamó heredero
de Ciro, Darío y los Aqueménidas. Incluso añadieron escenas de sus victorias
bajo las tumbas de los grandes héroes del pasado. Veamos qué dice Shapur I, uno
de los reyes Sasánidas, tras derrotar al emperador romano Valerio y tener en frente arrodillado a Felipe el Árabe, ante
la mismísima tumba de Darío en Naqsh-e Rostan:
No me resisto a poner aquí un vídeo de nuestra visita en Teherán a la plaza Libertad (Azadi) donde debían terminar las manifestaciones de la Ola Verde que surgió en 2009 contra el fraude electoral que dió la victoria a Ahmadineyad y pidiendo más libertades. Esa vez la valentía fue duramente reprimida y hubo muchos muertos, pero el fénix, como siempre resiste y resurgirá cuando la situación sea propcicia ;-)
Quede aquí nuestro pequeño homenaje y nuestra admiración por un pueblo valiente que renace una y otra vez de sus cenizas...
Por fin llegaremos en esta entrada al epicentro del imperio persa: PERSÉPOLIS.
Pero antes de edificar esta gloriosa capital hubo que construir un imperio. Y esa fue la misión de Ciro II. Así que vamos a presentarle nuestros respetos ante su tumba, en Pasargadae. Allí erigió su ciudad en conmemoración de una de las batallas más difíciles probablemente que tuvo que librar, vencer a su propio abuelo. Primero hay que ganas las batallas de casa –por duro que sea- para poder vencer fuera.
Y como la situación lo merece, vamos a retroceder en el tiempo hasta el momento en que el propio Alejandro Magno se acercó a esta misma tumba de Ciro en su lucha sin cuartel contra los persas. Silencio por favor, que es un momento solemne…
Hay momentos en
que el ritmo de la historia se acelera, donde en pocos años pasa lo que
normalmente llevaría siglos. Así pasó en el siglo IV antes de Cristo. El
imperio persa, el mayor imperio creado hasta entonces por la humanidad hacía
apenas dos siglos, con todos sus logros y especialmente su deslumbrante capital
están a punto de sucumbir arrasados por las llamas a manos de Alejandro Magno.
¿Qué pensaría el conquistador al ver arder tanta belleza? ¿Sentiría culpa?
¿Recordaría acaso algunas palabras de su maestro Aristóteles? Intentaremos
averiguarlo. ¡Dentro vídeo!
Nos imaginamos
rebobinando el tiempo, viendo las llamas empequeñecerse y resurgiendo de las
cenizas los cientos de columnas con los toros negros y dorados…
Los personajes del enorme relieve de la escalera este de la Apana cobran vida y vemos desfilar rostros provenientes de más de 23 naciones a rendir sus tributos a un imperio y en una ciudad que nadie puedes sospechar que tan pronto desaparecerá pasto de las llamas.
En ese eterno presente dorado en que atraviesan la Puerta de las Naciones y se escuchan las trompetas anunciando la llegada de visitantes, todos levantan por un instante la vista y sienten –sentimos- una punzada de humildad ante la grandeza que nos rodea…
Los personajes del enorme relieve de la escalera este de la Apana cobran vida y vemos desfilar rostros provenientes de más de 23 naciones a rendir sus tributos a un imperio y en una ciudad que nadie puedes sospechar que tan pronto desaparecerá pasto de las llamas.
En ese eterno presente dorado en que atraviesan la Puerta de las Naciones y se escuchan las trompetas anunciando la llegada de visitantes, todos levantan por un instante la vista y sienten –sentimos- una punzada de humildad ante la grandeza que nos rodea…
Así las ruinas de
Persépolis parecen más bien un esqueleto. Un esqueleto mitológico sobre el que
músculos y carne y sangre de distintos imperios venideros quieren agarrarse,
incluida la actual república islámica. O como decíamos en otras entradas,
Persépolis representa una de las almas de este fénix indomable que es el pueblo
iraní.
No me resisto a poner aquí un vídeo de nuestra visita en Teherán a la plaza Libertad (Azadi) donde debían terminar las manifestaciones de la Ola Verde que surgió en 2009 contra el fraude electoral que dió la victoria a Ahmadineyad y pidiendo más libertades. Esa vez la valentía fue duramente reprimida y hubo muchos muertos, pero el fénix, como siempre resiste y resurgirá cuando la situación sea propcicia ;-)
Quede aquí nuestro pequeño homenaje y nuestra admiración por un pueblo valiente que renace una y otra vez de sus cenizas...
2 comments:
Me han encantado los tres vídeos. Y el post, claro, que aunque no comente nada nunca estoy al tanto de vuestras andanzas. Creo que seríais un genial dúo cómico, o dramático según el caso, capaces de transmitir cultura a los miembros de la masa como yo. :)
Ya te lo dije por wasap; estos vídeos en los que haces de Alejandro Magno (también en el que Diego se convierte en Sapor I) me parecen estupendos desde un punto de vista documental y dramático. Me hacen darme cuenta de mi inmensa ignorancia y, lo que es mejor, hacen que quiera remediarla. Ya me diréis cuándo salen los DVD.
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