Monday, 15 September 2025

Daintree, el bosque originario

Según wikipedia, "el gran bosque de Daintree se conserva de la misma forma que se aprecia en el presente, desde hace más de cien millones de años, lo que probablemente lo convierte en el bosque húmedo más antiguo de la Tierra".

Además, desde 2021 pertenece oficialmente a su población originaria (ab-origen), los Kuku Yulanji y está reconocido por la UNESCO como patrimonio mundial.

Así que, como os podéis imaginar, no nos pudimos resistir y fuimos a explorarlo con Aireen, un guía aborigen. 


Pero no nos adelantemos. Primero tenemos que meternos en un minibus con nuestros nuevos compañeros e ir escuchando las explicaciones de nuestro guía, por ejemplo sobre medicina tradicional: leche materna para curar el dolor de oídos o "noni fruit" para HTA, colesterol, etc. esta sí que la probamos aunque olía (y sabía) a una mezcla de queso azul y parmesano 😅


A continuación, "olimos" las hormigas verdes tejedoras (tejen su hormiguero con hojas en las ramas de los árboles) para aclararnos la nariz y garganta. La sorpresa final fue coger una viva y probarla (!) Con el gintonic debe ir fenomenal, porque sabe a lima 🤭


https://youtube.com/shorts/8f1GIz9l5Ws?si=z6WY4quYUdH6S9YU

También comprobamos el fuerte sonido (y el ritmo) que pueden producir con dos pequeños palitos

Y... aprendimos a cazar con lanzas de bambú (aquí el boomerang no sirve para cazar, por la densidad del bosque). Yo no paré hasta darle a un coco 😅


Pero no podíamos adentrarnos en el bosque sin aprender a diluir el ocre de las piedras como  hacen los aborígenes para simbolizar el sol, las nubes, la tierra y el agua.


Ahora sí que estamos preparados para sudar la camiseta en este bosque húmedo tan especial. No encontramos casuarios (que son como una avestruz cabreada, que diría Pascu) pero sí árboles tan altos que son casi imposibles de fotografiar, troncos y raíces con todas las formas imaginables, flores exuberantes y más paleta de verdes de los que sabíamos que existían...


También vimos algunos animalitos (venenosos, por supuesto, que seguimos en Australia!), como algunas arañas y esta simpática ranita que en vez de croar dice "ni se te ocurra tocarme" 😅

Os dejo un vídeo para que veáis cómo sudamos la camiseta 😅

https://youtu.be/_VMsQrFAVEc?si=sOhYblRsbiIaxZLU

Y para terminar, nada mejor que darse un chapuzón en el río del bosque trapical más antiguo del planeta. ¿Os animáis?


https://youtu.be/n7fEHdQhHWo?si=AAieTdKDF2yvOhQI

Lo que no vimos, casi mejor, fue cocodrilos. Así que tras volver a Cairns, decidimos darle una vuelta a la cadena alimentaria y en el Croc Bar... comernos una Croc-burguer. ¡Una hamburguesa de cocodrilo!


https://youtu.be/kPsdxE2UN7M?si=qm8GHy_WcwWfN2_E

Después de comer cocodrilo, creo que ya estoy preparado para mi próxima aventura en solitario. Conocer la cultura de los indígenas del estrecho de Torres en el festival "Vientos de Zendath" en la pequeña Isla Jueves, de tan sólo 3 km2.

¿Me acompañáis? :-)

Saturday, 13 September 2025

Buscando a Nemo en la Gran barrera de coral

¿Os acordáis de la peli Buscando a Nemo? Pues aquí estamos en Cairns dispuestos a encontrarlo (y al resto de sus amigos). En Cairns vi por primera vez aborígenes australianos. Me dolió que en la calle es como si el resto de los australianos y ellos vivieran en mundos paralelos y fueran invisibles los unos para los otros. Afortunadamente pudimos ir a una exposición/encuentro de artistas indígenas tanto australianos como de Papúa Nueva Guinea y fue un lujo ver allí como la comunicación es posible desde el respeto mutuo. Pero ya hablaremos más de esto, que ahora tenemos prisa por llegar al barco.

Impresiona estar a punto de ver uno de los patrimonios mundiales de la humanidad, entristece saber que nos lo estamos cargando con el cambio climático y da gusto ir en bañador y  chanclas, cuando hace sólo un día estábamos pasando frío en el sur de Australia.

Os podéis subir al barco con nosotros para sentir el viento y el agua salada del Pacífico en las mejillas...

https://youtu.be/n3JlTC-tOmQ?si=EcpYC4BWT37aoRgX

Para esta aventura, encontré en casa la versión barata de la go pro que compré hace más de 10 años y que... todavía funcionaba! Pero justo al final del día se mojó. Recuperamos la tarjeta, así que al final os pongo un vídeo.  

De momento os comparto algunas fotos que nos hicieron. Lo primero a enfundarse el neopreno y las aletas, poner jabón en las gafas y... ¡al agua!

Recordad que estábamos buscando a Nemo, un pez payaso, así que lo más fácil es aguantar la respiración, sumergirse, buscar una de las anémonas que usan para esconderse y cruzar los dedos...


De nuevo, no son mis fotos, pero ver esto con tus propios ojos es una pasada. Una vezque hemos encontrado a Nemo, tenemos que encontrar a Dori, el pez cirujano de mala memoria. Echemos un ojo alrededor de los corales.
Desgraciadamente no tengo foto, pero os aseguro que lo vimos :-) os dejo al simpático pez loro que tuvo la amabilidad de venir a saludarnos.


Pero lo que realmente fue un momento mágico fue poder seguir -sin molestar- a una tortuga mientras buscaba tranquilamente comida entre las rocas y salía de vez en cuando a la superficie a respirar un poco y, quiero pensar, a saludar a sus nuevos amigos...

Obviamente tampoco tengo foto de la tortuga, así que os dejo una del hospital de tortugas que visitamos en la isla de Fitzroy al día siguiente.

Cuando estábamos haciendo vídeos, el monitor dijo a Sam ¿Por qué no le grabas acercándose a ese tiburón? Y ahí me sumergí yo, acercándome todo lo que me dejaron mis pulmones a este amable animalito:

Luego leí que este tipo de tiburones no son peligrosos, pero el salto de fé que hice antes de sumergirme tuvo su gracia :-) No tengo vídeo de ese momento pero es que luego nos encontramos... otro tiburón!

https://youtu.be/cc-kvZ9Gy24?si=ZoBWJEXGFlKABYyr

Y para descansar de tanta aventura, nada mejor que la paradisíaca isla de Fitzroy que os comentaba. Comprobadlo vosotros mismos:

https://youtu.be/tPwHlQH4rv8?si=6BrjXYU0pwdRgO4K

Pero no olvidéis que estamos en Australia. La avispa de mar o medusa de caja es considerada la criatura viva más peligrosa, venenosa y letal del mundo (!).

¡Cuidado con las medusas! 

Ballarat, la fiebre del oro de las antípodas

Vamos en el coche de la madre de Sam, atravesando una campiña verde salpicada de eucaliptos camino a Ballarat, cuando de repente veo algo y pregunto:

-¿Eso es un tronco o...?
-Un canguro muerto, lo siento - me responde Sam apenada de que el primer canguro que vea sea uno de los muchos atropellados en Australia. Aparentemente la superpoblación de canguros es un problema dado que su principal depredador, el dingo (una especie de perro de tonalidad amarilla que veríamos más tarde en el zoo) esté en peligro de extinción.


Ya más despiertos, llegamos a la casa de la madre de Sam y empiezan los reencuentros familiares. Al día siguiente nos prestan un coche y salimos a descubrir Ballarat.

Lo primero que me llama la atención son estos dos edificios, uno al lado del otro:


Éste me lo esperaba porque, como decíamos en la entrada anterior, Ballarat (que por cierto significa en lengua aborigen lugar de descanso o lugar donde "reposar el codo") fue uno de los lugares donde empezó la fiebre del oro en la década de 1850.

Pero el Hall de los "viejos colonizadores" alzándose orgulloso en la calle más céntrica, me pilló más de sorpresa. Pero me quedó mucho más clara la idea cuando, en frente del ayuntamiento, vimos un monumento a los "victorianos caídos en defensa del imperio".

En general Ballarat es una pequeña ciudad con encanto, pero lo más interesante es la recreación del antiguo pueblo minero de Sovereing Hill. Nos lo explica Sam en inglés (podéis poner los subtítulos automáticos creo):

https://youtu.be/UN0PT4NYRyc?si=7B3Fw_4NeWc_Hzh0

Por si acaso no os ha quedado claro, vamos al grano (de oro) en la orilla del río, donde se buscaba inicialmente antes de empezar a cavar las minas:

https://youtu.be/ObYDqrDo40I?si=rYadb1TMj7lOu3Mt

De las minas que llegaban hastalos 100 metros de profundidad, creo que bajamos sólo unos 20, pero ya impresionaba. Os dejo sólo la evolución de la técnica para excavar los túneles:

El problema es que a la perforadora mecánica la llamaban la creadora de viudas por las partículas que inhalaban los que las operaban, además de la sordera producida por el ruido.

Fueron muy divertidas las representaciones de la policía y del herrero pero por irnos de Sovereing Hill con una sorpresa final, así luciríanos nosotros a finales del siglo XIX :-)

Pero no todo lo que reluce en Ballarat es oro. También brilla en el recuerdo de los australianos una bandera llamada Eureka. Sam me pilla in fraganti intentando organizar las banderas:

https://youtu.be/H4bSRaGKHAw?si=sKX8AyBpfpcdiU7X 

La batalla de los trabajadores mineros el 3 de diciembre de 1854 debió de ser épica porque todavía perdura en la memoria de los australianos, aunque parece que ha querido ser capitalizada incluso por movimientos de extrema derecha.

Por descansar un poco de tanta historia nos vamos al Zoo a aprender, entre otras cosas que al encantador demonio de Tazmania lo llamaron así los colonizadores por los sonidos escalofriantes que escuchaban por la noche y que achacaban a malvados demonios que venían a atormentarlos.

Además acariciamos a un Koala con el permiso de los cuidadores y vimos muchos animales más


Pero lo más importante es que por fin conseguimos ver (y dar de comer) a una mamá canguro mientras su bebé asomaba de la bolsa (marsupial) y pastaba un poco de hierba tan tranquilo mientras tanto.

Ahora ya podemos decir que estamos en Australia:-)

Y la siguiente parada es... ¡La gran barrera de coral! 

Batman (y Robin) llegan a Melbourne :-)

Tras una carrerita en Abu Dhabi sin saber si íbamos a tener hueco o no en el avión y tras completar las 25 horitas de viaje desde Madrid, Sam y yo llegamos a Melbourne a las tres de la madrugada.

Una hora perfecta para poner a prueba la hospitalidad de los australianos. Así que cuando vimos llegar la furgoneta de trabajo de Obi y Simon, los amigos arqueólogos de Sam, sentimos la alegría de los fósiles importantes antes de ser descubiertos :-)

Tras las presentaciones, una ducha calentita y un revitalizante café en su casa, aunque el nombre de la ciudad se traduce por "lugar de descanso" o lugar donde reposar el codo", salimos a pasear al amanecer por Fitzroy, su encantador barrio de Ballarat.


Lo primero que me llamó la atención es que el ayuntamiento tenía tres banderas: la australiana propiamente dicha, que contiene la del Reino Unido (¡su rey sigue siendo Charles!) y las estrellas de la cruz del sur, la de los aborígenes australianos "continentales" (con el sol en el centro, el negro por su piel y el rojo por su sangre) y la de los indígenas del estrecho de Torres (azul con el tocado tradicional en blanco). 

Estas dos últimas representan a las "Primeras Naciones" australianas y, recientemente, se ha decidido que tienen que acompañar a la primera en todos los edificios oficiales. Eso me hizo pensar que las "Primeras naciones" no se sienten incluidas en la bandera que debería representar a todos los australianos...

Como todavía no estaban abiertas las cafeterías (ni el Builders Arms, el "bar negro de Melbourne" donde se reunían los aborígenes de la comunidad Wurundjeri desde los 40 a los 80 con los inmigrantes y otros residentes del barrio) fuimos al parque donde pudimos ver, tanto los árboles cuyas cortezas usaban los aborígenes para sus canoas, como la casa inglesa del capitán Cook (primer "descubridor" de Australia en 1770, aunque la verdadera colonización empezó en Sidney 18 años después). La casita fue comprada por Australia (!) y traida ladrillo a ladrillo desde su Yorkshire natal (!!).

Por cierto, Melbourne fue fundada por colonos libres en 1835, concretamente por el tratado de Batman (no es broma) con los aborígenes y aceptado a regañadientes por la corona inglesa. 

Con tanta historia ya nos iban fallando las fuerzas, así que tras un buen brunch nos permitimos una siestecita antes de que la madre de Sam viniera a recogernos y nos llevara a Ballarat, donde, entre vacas, caballos y canguros empezó la fiebre del oro a finales de la década de 1850 que cuadriplicó la población y cambió Australia para siempre.

Pero eso, familia y amigos, es otra historia:-)

Monday, 16 September 2024

Tulou: tu familia es tu fortaleza

La última etapa de este viaje es quizás la más especial. Podremos ver por fin las casas-fortaleza que los clanes familiares construyeron para protegerse, rodeados de campos de arroz, tras llegar la segunda migración de los Han a este vergel entre montañas de la provincia de Fujian.

Cuando, tras un giro en la carretera vimos por primera vez los tulous de Tianluokeng, nos quedamos maravillados. Si creeis que exagero, juzgad por vosotros mismos.


Es bonito escribir esta entrada ya en Burgos, en casa de mi madre. Como si ella fuera ese tulou cuadrado del centro, la fortaleza originaria. Y al crecer la familia, mis hermanas y yo hubiéramos construido cada uno un tulou circular a su alrededor... Con esa imagen en mente, os invito a entrar en el cuarto tulou, en el que es un poco ovalado donde cabéis todos los amigos de la familia y lectores de este blog. Sean ustedes bienvenidos y siéntanse como en su casa 🛖

Pero vayamos a uno más antiguo todavía, de más de 700 años, para ver cómo rendían culto a sus antepasados en el centro mismo, en el corazón del tulou. Pasen y vean el tulou de Yuchanglou.

No os vamos a saturar con todos los que vimos ese día, pero una vez que llegamos al pueblo donde vamos a dormir, no os pidéis perder el "príncipe de los tulous". Sobre todo para comprobar que algunos tulous, cuando la familia crece, se podían ampliar en anillos concéntricos (y no con nuevos tulous, como en el caso anterior). Por eso y porque era tan bonito que Diego no paraba de sacar fotos. Suban ustedes las escaleras de Zhengchenglou.

Y después de tanta belleza no pensábamos que nada pudiera sorprendernos hasta que fuimos a nuestra habitación del tulou de Fuyulou, donde vamos a dormir. Cuando las luces de la calle se apagan, la temperatura se hace más agradable y se encienden los farolillos rojos en esta casa con los tejados intrincados como si fueran las alas de "cinco fénix". No sé si es un buen lugar para dormir, pero es un lugar excelente para soñar...

A la mañana siguiente, para coger todas las fuerzas posibles para nuestro último día completo entre arrozales buscando tulous, nos sacaron unos cafés bien cargaditos en unas tazas muy especiales. Así, sí 🤭

Empezamos por los tulous de Chuxi. Hasta el último día Diego intenta explicarme cómo se lee el chino escrito en pinyin, el sistema de transcripción del chino mandarín más utilizado. Si ya es difícil leerlo en nuestro alfabeto, imaginaros en los caracteres chinos 🤯 Y ya de paso, oímos el canto de las chicharras. Además, por fin pudimos comprobar cómo eran esas pequeñas habitaciones por dentro.

Vimos tantos tulous que no es cuestión de aburrios (aunque cada tulou, como cada familia, es único).  Pero no nos podemos dejar Chenqilou, "el rey de los tulous" que, como el príncipe, crece en anillos concéntricos. Aunque desde fuera parezca igual que los demás este tulou, como algunas personas muy especiales, tiene muchas capas por descubrir en su interior. Eso sí, en este caso, con una algarabía de voces en su interior que igual necesita ayuda de un profesional 😅

Y con esta foto que ya está puesta en el salón de mi casa, salgo del tulou materno por las calles de Burgos pensando cómo celebrar mañana el Festival de la luna 🌛 🥮 

Quanzhou, el puerto de todas las culturas

Dos de los grandes viajeros de la historia fueron Marco Polo e Ibn Batuta. Y los dos tienen algo en común. Que lo fliparon con Quanzhou, el puerto más importante de China y casi del mundo en el siglo XIII. Y todavía hoy se pueden ver muestras de cómo convivieron musulmanes, hindúes, cristianos, budistas, taoístas, etc. Aquí os pongo una foto con Ibn Batuta para que veáis que él viajaba más elegante y menos sudado que yo 🤭


Así que, café en mano, cogemos un tren desde Xiamen y nos preparamos para un día completito 😅

Empezamos por buscar en el cementerio musulmán las tumbas de... ¡dos discípulos de Mahoma! Aunque la vimos más tarde, os dejo aquí el vídeo de la primera mezquita de la ciudad.

Del cementerio nos vamos al museo marítimo. Allí nos damos cuenta de la cantidad de restos que quedan en la ciudad de este mestizaje de culturas. Así que salimos pitando al templo de Kaiyuan a buscar los testimonios del hinduismo en ese templo budista. A ver si los encontráis con nosotros. Y sus pagodas tampoco están mal.

Nuestra siguiente parada es el templo de Confucio, con una curiosa relación con el que vimos en Taiwán. Diego os lo explica de maravilla. En caso de duda siempre mejor Confucio que... 🤭

Eso sí, la próxima vez esperamos poder ver las calles ya restauradas 😅

Para terminar la empanada de templos, no nos podíamos saltar el templo donde se originó el culto a nuestra querida diosa del mar que ya hemos visto en otras partes de China y Taiwán y que se extendió por muchos países del mundo. El templo de Tianhou.

Y por no ver sólo templos, metimos los pies en el agua y debatimos sobre si los pilares de este puente que funcionó hasta el siglo XX podían ser de la dinastía Ming...

Pero todavía nos quedaba un lugar muy especial. El pequeño monte de Qingyuan donde Lao Tsé, el fundador del taoísmo en el siglo VI, supuestamente se transformó en piedra. Aunque otros dicen que tras escribir el Tao Te King "marchó hacia el oeste, adentrándose en el país de los bárbaros, donde su rastro se perdió para siempre", la verdad es que este lugar y su serena mirada de piedra, transmiten una paz muy especial.

Para rematar el día, antes de coger el tren de vuelta quisimos ir a un concierto de música tradicional al aire libre frente al templo de Confucio. En su lugar había dos grupos de personas mayores haciendo una especie de aerobic, cada uno con su música a tope, claro. 

Tampoco está mal estirar un poco para acabar el día en el puerto donde llegaron todas las culturas...

Xiamen y la isla de los cónsules

Como decíamos en la entrada anterior, salimos en un ferry de Kinmen (ROC) hacia Xiamen (PRC) en lo que es un pequeño paso para el barco, pero un gran paso para la geopolítica.

Nada más llegar, dejamos nuestras cosas en el hotel y vamos directos a, Gulangyu la llamada "isla de los cónsules" porque fue de las cinco primeras ciudades en abrirse al comercio con los británicos tras la Guerra del Opio.

Como veis en la foto anterior, tras presentar nuestros respetos a Koxinga (el general Ming que resistió aquí contra los Ching y que en 1661 taló medio Taiwán para su flota) y pasearnos por las elegantes mansiones que antaño fueron consulados, subimos a una azotea para disfrutar de la vista. Pero por supuesto Diego quiso subir todavía más, al pico que veis en la foto. Mientras recupero el aliento, os dejo que Diego os explique lo que vemos desde el punto más alto de Gulangyu.

Después de bajar y comer en un local minúsculo en el que seguro que no entró ningún cónsul, buscamos el antiguo consulado de España. Ahora es un museo de cultura China. Incluso tiene una sala sobre su horóscopo. Por nuestro año de nacimiento, como era de esperar, nuestro signo es... el mono 🐒😃 

Aunque a Diego le cueste salir de esta islita, todavía nos queda mucho por ver en la isla principal de Xiamen. Así que nos vamos a ver el templo Nan Pu Tuo que fue construido durante la dinastía Tang y a mi me sorprende por la bóveda con un dragón dorado en el centro, justo encima de los cojines que hay delante de la estatua de Buda, como si fuera el sol iluminando a los fieles devotos que aquí se arrodillan...


Y para "descansar" de este intenso día de turismo, nos vamos a cenar al mercado de pescado de Kaihe. Mejor veis por vosotros mismos el ambientillo del mercado 🤭

¿Os atrevéis a probar algo?

¡Nos vemos en la siguiente entrada!